Seguro que tu, como yo, al comienzo de cada nueva temporada revisas tu armario y lo limpias de ropa que ya no te gusta o no te pones; necesitamos dejar algún espacio para nuevas compras. Decidimos donarla, pues de esa forma aliviamos nuestra conciencia y creemos que puede seguir teniendo más vida en otras personas.

Pero, ¿qué pasa y a donde va toda esa ropa que tiramos en los contenedores textiles? ¿Es una ayuda de verdad? ¿A donde llega y qué pasa con ella?

En Estado Unidos y Europa consumimos y tiramos muchísimas prendas cada año. Se estima que los estadounidenses se deshacen anualmente de una media de 35 kilos por habitante; una cifra de la que los españoles nos alejamos, con una media de 10 kilos. Pero, aún así, es una elevada cantidad.

Si lo piensas bien y haces el cálculo, esto suma miles y miles de toneladas de ropa que donamos creyendo ser por una buena causa.

Se estima que los estadounidenses se deshacen anualmente de una media de 35 kilos por habitante

Un negocio sobrecargado

La mayoría de la ropa es enviada a múltiples países de Africa, La India, Haití y muchos más. Se envía tanta ropa que se ha creado un nuevo negocio con ella, normalmente vendiéndola por kilos a precios realmente bajos. Esto, que en inicio podía ser bueno, ya que da trabajo, no lo es. Es tanta la gente que se dedica a acumular ropa por kilos y venderla que están desapareciendo todos los comercios locales, sin mencionar los comercios textiles.

Países como Kenia, Uganda, Tanzania y otros muchos han propuesto prohibir para 2019 la exportación de ropa usada. Explican que esta acción, más que ayudar, esta destruyendo el modelo económico de las pequeñas comunidades locales y destruyendo el entorno, ya que hay pueblos que dependen totalmente de esto y  en los que la ropa se amontona como en enormes basureros. A esto se suma que dejan de producir las telas y ropas que han sido durante siglos parte fundamental de su identidad, para pasar a usar ropa vieja de los países occidentales.

Países como Kenia, Uganda, Tanzania y otros muchos han propuesto prohibir para 2019 la exportación de ropa usada. 

¿Estamos haciendo al tercer mundo un esclavo del mundo de la moda?

Cada día fabricamos más ropa de materiales plásticos que, no solo son malos para nuestra piel, sino que tienen un costoso y degradante proceso de reciclaje. Los países pobres ni pueden ni deben pagar el coste de dicho contaminante reciclaje o convertirse en los vertederos de todo este dañino material textil.

Fíjate en este juego: países como Tailandia, La india o China, fabrican nuestra ropa en fábricas llenas de trabajadores con malísimas condiciones laborales. Luego, nos llegan a nosotros, los ricos países occidentales, donde compramos y compramos, cansándonos enseguida de esta ropa, que vuelve de nuevo a esos países para hacer el daño que hemos visto anteriormente. ¿No crees que, en alguna medida, estamos haciendo al tercer mundo un esclavo del mundo de la moda?