Ha proclamado su amor por la austeridad que se supone trasladará con llamadas efectivas y no meramente retóricas a la disciplina presupuestaria de las comunidades en las que gobierna.

Asegura también el dirigente del Partido Popular que no subirá impuestos, aunque ya no promete rebajarlos como hace unas semanas.

Poco más sabemos de políticas esenciales como la financiera y la energética entre otras. El dirigente del PP parece caminar con cautela gallega pero de pronto uno se sorprende con alguna propuesta hasta el extremo de no creerse lo que uno ve.

Me refiero al propósito del Partido Popular cuando llegue al poder, que ayer reiteraba su portavoz económico Cristóbal Montoro en una entrevista a Radio Nacional, de volver a la jubilación a los 65 años, dejando para la voluntad del trabajador jubilarse más tarde.

Semejante promesa puede dar votos a su partido pero es de una irresponsabilidad impropia de quien va a dirigir la nave del Estado

Lo que mejor han valorado los mercados, los organismos financieros y económicos y de forma especial la Comisión Europea, ha sido que el gobierno socialista haya llegado a un acuerdo con los sindicatos para llevar a cabo una reforma cauta y efectiva del sistema de pensiones

Que esta reforma que la mayor parte de los países de la Unión desean pero no se atrevan a abordar la haya acometido el Gobierno español de forma consensuada con las centrales sindicales ha provocado la envidia general.

Mucho mejor valorada que las otras medidas gubernamentales como la reducción del sueldo de los funcionarios, la congelación de las pensiones y, por supuesto la reforma laboral.

Y cuando un asunto tan peliagudo estaba cerrado, insisto con el apoyo de los representantes de los trabajadores, llega Rajoy y lo pone todo patas arriba.

Cuando uno escucha estas propuestas de quien con toda probabilidad habitará en la Moncloa se echa una mano a la cartera y la otra a la cabeza.

Este país tiene la desgracia de la coincidencia astral de un presidente del Gobierno manifiestamente insuficiente y de un dirigente de la oposición que le gana en frívola irresponsabilidad.

Afortunadamente el PSOE presentará a las próximas elecciones, que pudieran adelantarse a noviembre, a un personaje más sensato que su querido compañero José Luis Rodríguez Zapatero y que su respetado adversario, Mariano Rajoy.

José García Abad es periodista y analista político