Respuestas simples y falsas para problemas sociales y políticos complejos es la receta actual de los populismos ultras para seducir a sectores sociales, a los que previamente ha desinformado a través del oligopólico entramado de las redes sociales, controladas por una exigua minoría de multimillonarios con una dudosa salud mental.
Dos tráficos ilícitos: el de drogas y el de personas, están en el foco de las preocupaciones más urgentes de los gobiernos de todo el Norte del planeta. Del primero, la solución dictatorial de Trump de disparar (y asesinar) sin preguntar, y mucho menos juzgar, a supuestos narcos en barcos, con la consiguiente militarización de una tarea hasta ahora policial, puede ser la antesala para una invasión de países a los que considera enemigos y de un conflicto sin fin en el continente americano.
Combatir con medios militares el tráfico de personas es la solución fácil que pregona la ultraderecha global para atajar los flujos migratorios de los que buscan unos mínimos vitales de supervivencia que no encuentran en sus países de orígen, esquilmados y explotados por los poderosos. En España, Vox propone que las fuerzas navales intercepten a las pateras.
En el primer caso, el de las drogas, los análisis institucionales pasan de puntillas por el meollo del problema que no es otro que la responsabilidad individual en el consumo de estas sustancias y su incremento sostenido en el tiempo. Como se dice en los países productores, sin demanda en las naciones del Norte no habría tema.
Parece que se quiere dejar a un lado el debate sobre la legalización del consumo de determinadas sustancias y se quiere ir directamente al abordaje violento de un tema complejo y difícil, tan viejo como la humanidad.
En este contexto, sorprende la ausencia de campañas y publicidad institucional para disuadir el consumo entre todos los sectores de nuestra sociedad, empezando por los más jóvenes, porque se trata de un problema de salud pública.
Respecto al tráfico de personas lo más grave es la hipocresía de los partidos de derecha que niegan la responsabilidad de las potencias coloniales en los problemas actuales de los territorios de sus antiguos imperios y, encima, eliminan los presupuestos destinados a cooperación al desarrollo. Sin olvidar el negacionismo climático del calentamiento global como causa más inmediata de las migraciones del sur al norte.

¿Eres capaz de descubrir la palabra de la memoria escondida en el pasatiempo de hoy?