España vive un momento histórico en materia de igualdad educativa. Por primera vez, un millón de estudiantes tienen acceso a una beca o ayuda al estudio gracias a la política decidida del Gobierno de Pedro Sánchez. Nunca antes se había invertido tanto para que los hijos e hijas de las familias trabajadoras pudieran estudiar en igualdad de condiciones con los de las élites.

Para el curso 2025-2026, el presupuesto asciende a 2.544 millones de euros, la cifra más alta jamás destinada a becas. Esto supone más de mil millones adicionales respecto a 2017-2018, el último curso completo antes de la llegada del PSOE al Gobierno. Se trata de un récord que refleja una apuesta clara: las becas no son un privilegio, son un derecho.

Pero de esto el PP no quiere hablar. A Feijóo no le interesa que se sepa que hay más jóvenes que nunca estudiando con ayuda pública. Igual que no quiere hablar de la subida de las pensiones porque está en contra, ni de la subida del salario mínimo porque siempre la ha rechazado. Tampoco quiere hablar de ayudas al transporte público ni de limitar el precio de los alquileres.

Y mucho menos quiere hablar de becas. Porque él y los suyos se oponen a que el hijo de una familia trabajadora pueda estudiar en igualdad de condiciones con el hijo de un banquero o del director de una gran energética. En lugar de debatir sobre educación, la derecha prefiere embarrar la política, dividir a los ciudadanos y generar odio.

Los datos son claros. Hoy las becas no solo llegan a más estudiantes, sino que también tienen cuantías más elevadas. La de residencia ha pasado en dos años de 1.600 a 2.700 euros, beneficiando a más de 103.000 jóvenes, muchos de ellos procedentes de zonas rurales. La beca media ha aumentado un 52% en los niveles no universitarios y un 60% en los universitarios.

Además, se han equiparado los estudiantes de enseñanzas artísticas superiores a los universitarios, se han reforzado las ayudas a alumnos con discapacidad y se han flexibilizado los requisitos para víctimas de violencia de género o sexual. Todo ello convierte el sistema de becas en una herramienta real de igualdad.

El impacto territorial es evidente. En Andalucía, las becas no universitarias han pasado de 149 millones en 2017-2018 a más de 287 millones en 2023-2024, y las universitarias de 217 a casi 320 millones. Esto significa que miles de familias andaluzas han podido garantizar los estudios de sus hijos gracias al esfuerzo del Gobierno central.

En la Comunidad de Madrid, los estudiantes también reciben más apoyo que nunca: en 2023-2024, casi 51.500 universitarios obtuvieron beca, con un importe superior a los 164 millones de euros. En los niveles no universitarios, las becas pasaron de 36 millones en 2017-2018 a más de 90 millones en 2023-2024. Una inversión que contrasta con la política de Ayuso, que destina fondos públicos a financiar centros privados para familias con rentas superiores a 100.000 euros y sitúa a Madrid como la comunidad que menos invierte en educación pública por alumno.

En la Comunitat Valenciana, el avance también es evidente: las becas universitarias han superado los 149 millones de euros, y las no universitarias los 107 millones. Frente al discurso de la derecha, la realidad es que el Gobierno de Sánchez está corrigiendo desigualdades y garantizando oportunidades allí donde más se necesitan.

Ante tanto ruido, hay que detenerse, reflexionar y preguntarse: ¿Es mejor como país destinar más recursos a becas como hace Pedro Sánchez o dar becas para centros privados a familias con ingresos superiores a 100.000 euros anuales como hace Ayuso? ¿Es mejor aumentar un 6% en educación como hizo el Gobierno de la nación en su último presupuesto o ser la comunidad que menos invierte educación pública por alumno de España como es el Madrid de Ayuso? ¿Es mejor apostar por la universidad pública como hace el Gobierno progresista o favorecer las universidades privadas, como hace Moreno Bonilla? ¿Es mejor aprobar un Plan de Refuerzo Escolar en matemáticas y comprensión lectora de 500 millones como Pedro Sánchez o recortar 44.652 millones de euros en educación como hicieron los gobiernos de Aznar y Rajoy?

Este presente contrasta con la etapa del PP en el Gobierno. Con Mariano Rajoy y su ministro José Ignacio Wert, las becas dejaron de ser un derecho y se convirtieron en un obstáculo más. Para acceder a la matrícula gratuita ya no bastaba con aprobar: se exigía un 5,5 de nota media. Para las ayudas de alojamiento y manutención, un 6,5. Para mantener la beca en segundo curso, aprobar el 65% de los créditos; y para acceder al apoyo económico, el 85%.

A eso se sumó una subida media del 20% en las matrículas universitarias, con las comunidades del PP —Madrid y Castilla y León— a la cabeza. El resultado fue devastador: 120.000 estudiantes tuvieron que abandonar la universidad por falta de recursos con las políticas de la derecha en nuestro país.

El PP robó el futuro a miles de jóvenes. Y no es un decir: según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, los universitarios tienen un 13% más de opciones de encontrar empleo; y el VIII Informe Infoempleo Adecco indica que el 55% de las ofertas de empleo cualificado requieren titulación universitaria.

El Gobierno de Sánchez ha dado la vuelta al sistema. Hoy, el acceso a las becas se considera un derecho subjetivo: cualquier estudiante que cumpla los requisitos recibirá la ayuda, sin depender de un techo presupuestario. Antes, incluso cumpliendo con las condiciones, muchos quedaban fuera porque el dinero se agotaba. Esa injusticia se acabó.

Además, se ha mejorado la gestión: las becas se resuelven y pagan antes, reduciendo la incertidumbre de las familias. Porque una ayuda que llega tarde pierde buena parte de su sentido.

Nunca antes en la historia de España hubo un millón de estudiantes con beca. Nunca antes las cuantías fueron tan altas. Nunca antes el acceso estuvo tan garantizado. Eso no es casualidad: es la consecuencia de una decisión política consciente de invertir en igualdad.

La educación pública y las becas son el mejor ascensor social que tiene nuestro país. Son la diferencia entre un futuro truncado y un futuro lleno de oportunidades. Ese es el camino que marca el Gobierno de Pedro Sánchez: igualdad real, oportunidades para todos y un país más justo y próspero.

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