La obcecación de la presidenta de la Comunidad de Madrid es difícil de entender. Mientras las cifras de contagios y muertes que se conocen cada día, subrayan una situación crítica en Madrid, Isabel Díaz Ayuso y su equipo lanzan mensajes contradictorios, primero apoyando lo que el Ministerio de Sanidad establece y, después, oponiéndose de forma radical. La conclusión de esta señora tras la orden que impone nuevas restricciones, ha sido: “Esta Comunidad no está en rebeldía, cumpliremos pero recurriremos.”

A juicio de esta política versátil, ahora el Gobierno central destroza Madrid sin criterio. El ejecutivo de Diaz Ayuso pasó de reclamar la gestión de la pandemia cuando estábamos bajo el estado de alarma, a exigir el mando único del Ministerio de Sanidad, una vez que tuvieron que hacerse cargo de la gestión de la pandemia en base a las competencias transferidas.

Ahora, exhibe una actitud de rechazo radical a las restricciones de obligado cumplimiento, acordadas por mayoría en el Consejo Interterritorial y que fueron publicadas este jueves en el BOE. Para colmo de despropósitos, Pablo Casado, presidente de los populares, había pedido que las acciones con Madrid se extendieran a todas las autonomías en similar situación, como así se ha determinado.

¿A qué está jugando el primer partido de la oposición? En el Consejo Interterritorial, en el que están presentes todas las Comunidades, doce apoyaron la instrucción de Salvador Illa, incluida Castilla y León, que se desmarcó de las comunidades autónomas gobernadas por la derecha, Madrid, Galicia, Andalucía, Murcia y Ceuta que votaron en contra, como también lo hizo Cataluña.

En una nueva apuesta contradictoria, el consejero de la Sanidad madrileña, Enrique Ruiz Escudero, afirmó en rueda de prensa que la imposición del gobierno no era legalmente valida, al no haberse adoptado la decisión por unanimidad en la reunión de todos los territorios. Dato falso como ha quedado demostrado. En todo caso, la Comunidad de Madrid compartirá la información epidemiológica necesaria para localizar a las personas que estén en situación de aislamiento o cuarentena.

La estrategia que impone Pablo Casado y su segundo de abordo, Teodoro García Egea, trata desesperadamente de descalificar la gestión del Gobierno en la pandemia y utilizar la enfermedad para sus fines políticos. En ese diseño, la Comunidad de Madrid se ha situado en el lugar más destacado, pero es un juego que no es decente. Afecta a la salud y a la vida de las personas. Se diría que a la presidenta Diaz Ayuso y a sus jefes, lo primordial no es proteger a los madrileños.