En política no todo es lo mismo, ni todos los partidos actúan igual. Un claro ejemplo lo encontramos en la gestión del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Desde que Pedro Sánchez es presidente, el SMI ha aumentado un 61%, pasando de 735 euros en 2018 a los actuales 1.184 euros. Una subida histórica que ha mejorado las condiciones de vida de 2,5 millones de trabajadores y trabajadoras.

Frente a este avance, el Partido Popular se ha opuesto siempre a dicha subida. Es curioso, el PP se opone a mejorar el sueldo de los trabajadores, mientras Feijóo ha llegado a cobrar tres sueldos al mismo tiempo, mientras Ayuso cobra más que el presidente del Gobierno y mientras Moreno Bonilla se ha subido dos veces el sueldo en un año. Digo lo de curioso, por no decir lo de la falta de vergüenza política en algunos dirigentes populares. Aplican un conocido refrán: “Recetas vendo que para mí no tengo”.

La subida del SMI ha sido fruto del diálogo social con los principales sindicatos, UGT y CCOO, y del trabajo conjunto en el Congreso. En 2025, el Gobierno progresista volvió a subir el SMI en 50 euros mensuales y en 700 euros anuales, y ha anunciado su compromiso de que en 2026 ningún trabajador cobre por debajo del 60% del salario mínimo neto, una medida que viene avalada por la Unión Europea y por organismos internacionales como la OCDE.

Esta es una política que transforma la calidad de vida. Gracias a estas subidas, se ha reducido la desigualdad, se ha disminuido la brecha salarial de género (el 66% de quienes cobrar el SMI son mujeres) y se han mejorado las perspectivas de la juventud trabajadora (el 27% de quienes perciben el salario mínimo son jóvenes).

Además, el Gobierno ha aprobado recientemente una medida complementaria: la exención del IRPF para quienes cobran el salario mínimo, mediante una deducción de 340 euros para rentas de hasta 16.576 euros brutos. Una decisión que permitirá ganar poder adquisitivo a millones de personas.

Mientras tanto, ¿qué propone la derecha?  El PP se ha opuesto siempre a cada subida del SMI, tanto en España como también en Europa. En el Parlamento Europeo, el PP votó junto a Vox en contra de la directiva para garantizar salarios mínimos dignos en la UE. Y en España ha cuestionado los efectos positivos de esta medida con falsos argumentos que han sido desmontados por completo: como los de que subir el salario mínimo destruye empleo.

Una vez más, el PP miente y sabe que miente. Hoy España tiene el paro más bajo en los últimos 17 años y se ha alcanzado un récord histórico de empleo, con cerca de 22 millones de personas trabajando. Nuestro país genera el 30% del empleo nuevo de toda la eurozona, a pesar de representar solo el 10% de su PIB. Y lo hace con salarios más altos, gracias a un nuevo impulso del Gobierno progresista.

¿Cómo va a ser lo mismo un presidente como Pedro Sánchez que sube el salario mínimo como nunca antes, que defiende el poder adquisitivo de los trabajadores y apuesta por la equidad, que un PP que se opone una y otra vez a estas mejoras?

¿Cómo va a ser lo mismo un Gobierno progresista que apuesta por el diálogo social, que negocia y alcanza acuerdos, que quien ignora a los sindicatos y desprecia el consenso como hizo el PP cuando gobernó?

¿Cómo va a ser lo mismo un Gobierno progresista cuya prioridad son los millones de familias trabajadoras de nuestro país, que un gobierno del PP, el de Rajoy, que cuando gobernó congeló el SMI o lo subió tres euros en cuatro años?

Recordemos: en 2011, el SMI estaba en 641 euros. El gobierno del PP lo congeló en 2012, apenas lo tocó en 2013 y ni lo subió en 2014. Fue con la llegada del PSOE cuando se empezó a recuperar el terreno perdido.

Por eso resulta difícil entender que un trabajador que en 2018 cobraba 735 euros y ahora cobra 1.184, pueda apoyar a quienes han votado una y otra vez en contra de esas mejoras. Es lo que Julia Otero llamó recientemente una “bofetada de realidad”: hay trabajadores que votan a partidos que frenan el salario mínimo, recortan servicios públicos y pisotean los derechos laborales. ¿Son conscientes?

Subir el salario mínimo no es solo una cuestión económica: es una decisión moral y política. Significa reconocer que el trabajo debe garantizar condiciones de vida dignas. Significa que un país con 22 millones de trabajadores no se puede permitir que millones vivan con sueldos de miseria.

Cuando el PP propone que la subida del salario mínimo se limite a quienes “realmente lo necesiten”, muestra un desconocimiento profundo de la realidad social. ¿Quién, si no las personas que cobran el salario mínimo, necesitan esa subida?

Quizás la única manera de que algunos dirigentes, como Feijóo, Ayuso, Moreno Bonilla o el propio Abascal, entiendan todo esto, sería que vivieran un año cobrando el SMI. Solo así comprenderían lo que cuesta llegar a fin de mes y la importancia de que te suban 50 euros al mes o 700 al año.

Hay gente que piensa que los derechos alcanzados no tienen marcha atrás. Se equivocan. El futuro no está garantizado, porque si el PP llega al Gobierno, volveríamos a las congelaciones, a las excusas y al inmovilismo. A un modelo que ya conocemos: el que protege a quienes más tienen y abandona a quienes más lo necesitan.

Pedro Sánchez ha demostrado que se puede hacer política útil, con medidas concretas, valientes y con impacto directo en millones de vidas. Hoy en España se gana más, se vive mejor y se trabaja con más dignidad, gracias a un gobierno que está del lado de la gente.

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