Es el tal el cúmulo de sondeos electorales que nos circundan que es difícil hacerse una idea de lo que ocurrirá el próximo domingo en España.

Para unos la suma del PP + Ciudadanos puede desembocar en un gobierno relativamente estable; para otros la aquiescencia entre PSOE+Podemos no dejará duda de quién o quiénes tendrán una mayoría en la próxima cámara baja para los próximos cuatro años.

Sin duda, no debe ser fácil tabular con acierto y aproximación el sentir actual político del pueblo español. Son muchas las circunstancias y los ingredientes que adoban una situación especialmente complicada, sobre todo, después del fiasco surgido el 20D del 2015.

¿Voladura del centro?

El socialdemócrata ilustrado Papell afirma (y alguna experiencia personal tiene para acreditar sus palabras) que los países serios optan siempre por la reforma frente a la ruptura. Parece, en efecto, que se ha producido una cierta voladura del “centro” político que ha sido el colchón que ha permitido durante cuarenta años situar a España entre los países más decididamente sociales y democráticos del mundo.

Si esa voladura se consumara y se da paso al “frentismo” el país volvería a sumirse en un camino sin retorno y altamente peligroso para todos.

De ahí la responsabilidad del presidente Rajoy que no puede cooperar en modo alguno a esa voladura. Si se alzan con el poder los extremos andaremos como antaño.

El marco

Un reconocido diario nacional sostiene que hay que pedir a los electores que decidan su voto en la consciencia del difícil marco español y europeo en que les toca decidir. Y, acto seguido, habrá que pedir a las diferentes fuerzas políticas que abandonen de una vez por todas las banalización y el simplismo.

Porque salga el gobierno que el pueblo quiera no le será nada fácil articular todos los problemas y todas las contradicciones que habrá que conjugar.

Hay que evitar a toda costa que el frentismo arroje sobre una cuitada sociedad española más incertidumbre, crispación que lejos de resolver los problemas los agravará.

Las formaciones políticas han venido a demostrar un alto grado de irresponsabilidad. Ahora es al pueblo español al que corresponde enmendarles la plana.

Desde la sensatez, la moderación, el centrismo y, especialmente, desde el realismo.