A principios del año 2007 se estrenó Reglas de Compromiso (Rules of engagement), una serie cómica ambientada en Nueva York, que, junto a Happy Endings, aspiró a ser la mejor heredera de Friends, desparecida tres años antes. La sitcom sigue la vida de cinco amigos- una pareja de novios prometidos, otra de un matrimonio, casado hace 16 años, y un quinto personaje soltero y casquivano-, centrándose en cómo son las relaciones de pareja en sus diferentes estadios.

La serie, pese a sus ingeniosos diálogos y su humor ácido, nunca llegó a alcanzar el éxito de los chicos de Central Perk, y por España pasó casi sin pena ni gloria, relegada a canales secundarios de la TDT. Sin embargo, quizás podría reeditarse una versión más española ambientada en nuestra agitada vida política y en la afición de nuestros representantes por pintar como “debate enriquecedor” sus riñas internas.

Los dirigentes de Podemos bien podrían encarnar a la pareja jovial, que aún se están conociendo y adaptando a la vida en convivencia. De ahí sus discusiones apasionadas, muchas veces en público y sin preocuparse por el qué dirán. Disputas que suelen acabar con un tórrido beso pero que, por adaptar la serie a todos los públicos, puede ser sustituido por el emoticono del guiño.

El PSOE podría representar al matrimonio que se conoce desde hace años. Aquí las discusiones son más soterradas, porque son conscientes de que el entorno exterior puede usarlas contra ellos en cuanto le den la espalda. Como mucho, de puertas a fuera, lo que se ve son indirectas, reproches velados y ojos en blanco cuando habla el otro. Pequeños atisbos de rencores internos silenciados durante muchos años.

Luego estarían los chicos de Ciudadanos. Son guapos, joviales, de vida más alegre. Apenas muestran preocupaciones más allá de disfrutar la vida a tope. Representan el tópico de “son jóvenes y están en el momento de vivir”, de ahí que vayan de flor en flor y tengan pocos escrúpulos para liarse con rubias y morenas, con altos y bajos. Sin embargo, en el fondo buscan a un compañero que les dé estabilidad y les tome en serio.

A diferencia de lo que ocurría en Reglas de Compromiso, aquí sí habría personajes jubilados, que es una condición sine qua non en toda serie española que se precie y que aspire a llegar al gran público. Este papel recaería en el Partido Popular, que podría representar a un matrimonio más provecto. Saben que no pueden aspirar a cambiar de cónyuge y sólo se tienen el uno al otro. De ahí que tengan prietas las filas. Las broncas quizás incluso sean más grandes, pero ellos sí que lavan todos sus trapos en casa, convencidos de que si muestran divisiones se verán más débiles.

Yo el proyecto lo veo redondo, excepto por una pega. Que estos rifirrafes tienen morbo, pero la idea era hacer una comedia y a los espectadores, también llamados votantes, a lo mejor no les hace ninguna gracia.