Este Gobierno del PP –que hace incluso bueno al de José María Aznar- comienza a recordar al Ejecutivo que presidía Carlos Arias Navarro. ¿Cómo actuó, tras la muerte del dictador, el ministro de la Gobernación [en la actualidad, de Interior], Manuel Fraga Iribarne? ¿Habrá que retrotraernos a ese tiempo pasado para tomarlo como posible referencia del futuro incierto que nos acecha?

Montejurra y Vitoria
¿Por qué no evocamos los sucesos de Montejurra y los de Vitoria? ¿Cuántos muertos y heridos provocaron ambos episodios? ¿No fue precisamente Fraga Iribarne -el de “la calle es mía”- el promotor y fundador de Alianza Popular; más tarde, Partido Popular? De momento, el derecho de manifestación parece que se haya instalado en el punto de mira de Mariano Rajoy y su irresponsable muchachada.

Se creen machos
Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, y Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, dan la impresión de que quieren vengarse -en nombre de Rajoy, naturalmente- de los millones de ciudadanos que, a través de UGT y CCOO,  participaron en la reciente huelga general. Afirman además que intentarán endurecer el Código Penal. Y, creyéndose que así son más machos, advierten que convocar protestas en Internet puede ser “delito de integración en organización criminal”.

Les gustaba el TOP
Jalean los gobernantes populares otra Ley de Orden Público. Les gusta ahora, de nuevo, semejante denominación. La oían con frecuencia en sus casas o en sus escuelas, siendo niños o jóvenes. La conocían como TOP. Era un “Tribunal especial de represión de la Masonería y el Comunismo”. Fue tristemente famoso el proceso 2001, contra las ilegales CCOO. Su sede era el Palacio de las Salesas en Madrid. Inició su labor inquisitorial en 1963 y acabó sus funciones en 1977, con la democracia felizmente a la vista.

Lamentable imagen
Mariano Rajoy es el principal impulsor o responsable de omitir las libertades civiles, si como parece la contrarreforma de la justicia se impone próximamente. Rajoy, sin embargo, más que presidente es una especie de títere, sin criterio propio. O una veleta que huye, como hizo el otro día, esquivando a los periodistas. Tan lamentable imagen no se recuerda desde la transición hasta hoy. Desde Adolfo Suárez a José Luis Rodríguez Zapatero.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM