Tener empatía, ser empático, es simplemente tener la capacidad emocional de ponerse en la piel del otro, de sentir lo que el otro siente, tanto emociones felices como situaciones de sufrimiento o de dolor. Por supuesto, la empatía requiere como condición indispensable contemplar al otro como un similar, no como un inferior. Es una característica de la mayoría de los seres sintientes de todas las especies, excepto, únicamente, una parte de los seres humanos, los llamados narcisistas extremos o psicópatas. Se sabe que los animales son capaces de una empatía a veces mayor que la de los humanos; Y es, a pesar de que hasta hace no mucho apenas se hablaba de ella, la base fundamental de la solidaridad y de la compasión.
Pues bien, he empezado esta reflexión hablando de la empatía, y situándola un poco en contexto, porque en los últimos días yo la he estado experimentando respecto del actual Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y porque percibo nula empatía en las gentes de los partidos de la derecha, y mucho más de la extrema derecha. ¿Cómo no ponerse en su lugar, y en el de su mujer también, si se tienen un mínimo de neuronas sanas y si no se está adoctrinado por los medios de derechas y extremas que se han convertido en una maquinaria de lanzar bulos, infamias y despropósitos contra él?
El acoso y derribo que están padeciendo él y su familia es una barbaridad y sólo propia de acosadores y de gentes perturbadas, sin un ápice de empatía o de conciencia, y que buscan derrocar su gobierno sin ningún tipo de escrúpulo; sin importarles el país, sin importarles el daño que hacen, no sólo en lo personal sino, sobre todo, en lo político, en lo institucional y en lo social. Porque están, en esencia, legitimando el juego sucio y la maldad. ¿De qué sirve estar en democracia si las derechas y extremas no la respetan a menos que estén en el poder? Porque es evidente que esta maquinaria de lanzar bulos, estas tácticas coercitivas, estas persecuciones mediáticas y judiciales contra el presidente y su partido son maniobras orquestadas, ya ni tan siquiera en la oscuridad.
Es más, en mi opinión, Sánchez y Rodríguez Zapatero, son los mejores presidentes que hemos tenido los españoles en la historia de nuestra democracia, de manera contundente y clara. ¿Que no gobiernan a gusto de todos? Por supuesto; eso es imposible, y menos con una oposición canalla que les convierte en demonios a los ojos de fanáticos, antidemócratas y, por supuesto, de ignorantes. Justamente es por eso, porque son demócratas, y porque son buenos políticos y buenas personas, las derechas les demonizan, y, a falta de vestigios de corrupción, se los inventan y los lanzan a través de medios ideológicamente afines, que son casi todos. Incluso un programa sobre ovnis y temas paranormales se pringa a favor de este movimiento maléfico de acoso (es surrealista). Un acoso judicial y mediático de tal virulencia que no tiene precedente en la historia de nuestra democracia, y que, en el reciente congreso federal del PSOE, se ha calificado, muy acertadamente, como una “cacería humana”
En este mismo congreso han participado, por cierto, recibiendo una gran ovación, Chaves y Griñán, víctimas también de una persecución judicial, por parte de la derecha. Años después el Tribunal Constitucional les ha exonerado de los delitos por los que, en primera instancia, fueron condenados, el famoso “caso ERES”, un mantra tan útil para las derechas y extremas durante mucho tiempo. Pero el mal estaba ya hecho, como en tantos otros casos. Y el PP, en ese camino, consiguió lo que buscaba: gobernar en Andalucía.
No se quedan ahí. Se han atrevido desde el PP a presentar una querella contra el PSOE por corrupción. Mayor cinismo, mayor maldad extrema, imposible. Se atreve a hacerlo un partido político que ha sido condenado tres veces por la Audiencia Nacional, que creó y gestionó el mayor caso de corrupción de la historia reciente de España, el caso Gürtel, una verdadera mafia por la que se repartían dinero público hasta el apuntador de los de la gaviota; es más, hasta la sede de su partido está pagada con dinero ilícito. ¿Cómo se atreven ellos, los corruptos por definición, a denunciar por corrupción a quien lucha contra ella? Es evidente que se atreven con todo, y el “todo vale para echar a Sánchez” es una de sus grandes consignas. Se puede afirmar con rotundidad que carecen de sentido moral.
Conservo en mi memoria algunos de los poemas que mi madre me enseñaba cuando era niña. Uno de ellos me resuena especialmente; es un pequeño poema de Rubén Darío, titulado La Calumnia, que me aprendí de memoria, y dice así: Puede una gota de lodo sobre un diamante caer, puede también de este modo su fulgor oscurecer. Pero por más que el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no cambiará ni un instante, y será siempre diamante por más que lo ensucie el cieno.
Dedico esta reflexión a Sánchez Castejón y su familia, a todos los políticos víctimas de calumnias y acosos judiciales, y a todos los seres humanos víctimas de la difamación, de la injusticia y de la maldad extrema.
Coral Bravo es Doctora en Filología