El fabulista de la antigua Griega, el gran Esopo -a veces fue esclavo durante su vida- dejó dicho lo siguiente en una de sus maravillosas fábulas: “Los tiranos siempre encuentran un pretexto para realzar su mal comportamiento”.
En este sentido, puede decirse que poco ha cambiado el mundo desde que murió Esopo, allá por el año 564 a.c. Sigue ahora, en los inicios del siglo XXI, habiendo tiranos por doquier. Algunos se creen salvadores de su patria y no hacen más que exhibir su obsesión de ser presidente del Gobierno. O también Rey e incluso Emperador. Hay tiranos diversos en la escala del poder político, aunque la mayoría de ellos no ocultan su fervor por pasar a la historia.
“Los tiranos siempre encuentran un pretexto para realzar su mal comportamiento”
Pero, en el día a día, estos y otros tiranos, gozan cada dos por tres, arremetiendo de este modo contra los débiles que les ponen palos en las ruedas. Tienden además a quitar y poner las fichas del tablero, sobre todo para que incluso los suyos no caigan en el grave pecado de distanciarse del Gran Tirano.
Es una evidencia cierta que en el ámbito de la izquierda, el líder de Podemos ha hecho toda clase de movimientos pro domo sua, intentando cortar cabezas, para olvidarse de cuantos van cayendo, porque aquí mando yo, y punto pelota.
Pablo Iglesias machacó a IU y se peleó con Garzón. Pero el Coletas será el Rey del mambo. Luego hubo guiños hacia el PSOE, pero pronto se supo que el objetivo principal suyo era bombardear al socialismo. Y él quiere aparecer siempre, ante los ciudadanos, como el hombre que España necesita.
Algunos se creen salvadores de su patria y no hacen más que exhibir su obsesión de ser presidente del Gobierno
El otro día arremetió contra un periodista de El Mundo, Álvaro Carvajal. Habló de él, como si fuera un peligro nacional. No es la primera vez que lo hace. Él y su séquito. Ha vivido encantado de que alguna televisión se convirtiera a toda velocidad en el medio más protector de Podemos y de otro, como Ciudadanos y el Sr. Rivera.
Ahora, Iglesias ha vuelto a pedir perdón, pero obras son amores y no buenas razones. Que sepa el líder de Podemos que humillar a los periodistas en general, como ha venido haciendo, confirma que, en efecto, es un tirano. ¿Le gusta, Sr. Iglesias, el Estado mediático y periodístico de su admirada Venezuela?