¿Somos un país de necios? ¿Se ríe Pablo Casado de los ciudadanos? La respuesta a esta pregunta arrojaría alguna luz sobre las contradicciones flagrantes del presidente del PP que hasta ahora se ha negado tenazmente a renovar las Instituciones del Estado caducadas como manda la Constitución, y todavía hoy se resiste a que el gobierno de los jueces entre en la normalidad si no es bajo sus condiciones. Es más, sostiene que el acuerdo alcanzado con el Gobierno para renovar los altos órganos judiciales, a excepción del Consejo General del Poder Judicial, supone un avance en su despolitización, ignorando los peajes políticos de sus propios afines. Desde el Gobierno, los aplausos por los acuerdos han sido tibios. No le quedaba otra, porque lo importante para la Moncloa ha sido lograr ese pacto con el primer partido de la oposición.

El PP ha dado su placet a los nombramientos en el Defensor del Pueblo y el Tribunal de Cuentas, y ha pactado los nombres de los nuevos cuatro magistrados del Tribunal Constitucional y ahí viene la contradicción. Sus dos candidatos que en breve tomarán  posesión del cargo, son Concepción Espejel, magistrada recusada en la Audiencia Nacional en diferentes ocasiones en el caso Gürtel, por sus muy enraizadas afinidades con los de Génova 13 desde su paso por Castilla La Mancha, donde esa proximidad se manifestó con la entonces presidenta de la Comunidad, María Dolores de Cospedal

Otro nombre impuesto por los populares para el Constitucional es el de Enrique Arnaldo Cubillo, vinculado también al PP y a la Fundación FAES. Entre otros méritos conocidos, Arnaldo Cubillo fue el abogado defensor de Enrique López hoy secretario de Justicia del PP y consejero del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. También tuvo un extraño papel en relación al ex presidente popular de Baleares, Jaume Matas. Con ese tipo de mimbres, el Partido Popular aporta su sostén al Constitucional.

A pesar de todo esto, Pablo Casado ha manifestado su satisfacción con este argumento. “Lo importante es que avancemos en la independencia de los órganos judiciales y teníamos que proponer candidatos que no fueran políticos, ni siquiera expolíticos. Eso se ha cumplido. La trayectoria de los que se han propuesto está fuera de toda duda”. El campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceituna y secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha asegurado que ya no hay “atisbo de politización” en los órganos renovados y se ha quedado tan fresco. ¿Será porque considera que en este país muchos ciudadanos se tragarán ese hueso?

Menos mal que el perfil profesional de los nombramientos que ha aportado el Gobierno al más alto Tribunal, están a kilómetros de cualquier vínculo de prevaricación o de corrupción. Uno es un redomado progresista, Ramón Sáez Valcárcel y otra, Inmaculada Montalbán que pertenece al grupo de Jueces para la Democracia, Igualdad y Feminismo.

La Real Academia de la Lengua define la “burla sobre una acción, un suceso, o un dicho ya de por sí desagradables”, con la palabra “recochineo”. Pues lo que estos días han practicado Casado y los suyos es recochineo. Ni más ni menos.