La Fiscalía Anticorrupción ha descubierto que la familia Pujol ocultó más fondos en Andorra. Se trata de depósitos de los que no se tenía conocimiento. La caída del clan parece no haber tocado fondo.

Jordi Pujol creyó durante muchos años que estaba llamado a ser el redentor de Cataluña. A su diestra, estaría sentada su mujer, Marta Ferrusola, y flanqueando la imagen sus siete hijos. Él era el elegido y muchos catalanes lo veneraban de una manera casi religiosa.

Pocos se atrevían a contradecirlo. Y los que lo hacían eran tachados de anti catalanes. El primero en alzar públicamente la voz fue el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que acusó a Convergencia i Unió de quedarse con el 3 por ciento de los costes de la obra pública adjudicada cuando gobernaba Cataluña. Artur Mas, heredero de Pujol, amenazó con boicotear el Estatut de Autonomía y Maragall se vio obligado a rectificar.

Entonces, no solamente Jordi Pujol era Cataluña, también lo era el Fútbol Club Barcelona. El lema acuñado por el entonces presidente, Narcís de Carreras, el Barça es més que un club, era tenido muy en cuenta por Jordi Pujol, por lo que había que entrar en el gobierno de la institución. No cabían politeísmos, el único y verdadero dios era él. El problema era que más tarde el presidente del Barcelona fue Josep Lluis Núñez, que era indiferente a la dinastía, por lo que se buscó la forma de hacerlo caer. Se creó la plataforma Elefant Blau, a la que no era ajena Marta Ferrusola, con el objetivo de que quien presidiera el Barça fuera un nacionalista catalán. O lo que es lo mismo, alguien afín a los Pujol.

Muchos de los que antes lo aupaban, hoy reniegan de él.

Pero la historia de la humanidad es la del nacimiento, apogeo y caída de los grandes imperios. El imperio de los Pujol no podía ser menos. Y llegó la decadencia. Tan brutal fue la caída que hasta podría haber sido una de las causas del cambio ideológico dentro de su partido, que pasó del catalanismo al independentismo.

Muchos de los que antes lo aupaban, hoy reniegan de él, y no tres veces antes de que cante el gallo, como Pedro, sino cien, mil y las que hagan falta. Jordi Pujol fue imputado igual que su mujer, Marta Ferrusola, y sus hijos

Se empezaba a destapar una trama de corrupción de proporciones inimaginables, y aunque el líder reconoció que solamente había ocultado a Hacienda durante 34 años, los 4 millones de euros que su padre le había legado. Lo cierto es que el caso Pujol parece no tener fin.