Lo cierto es que, sin embargo, Rajoy no consiguió su objetivo. No era otro que el objetivo de liquidar políticamente a su rival. Hubiera estado más tranquilo aún de lo que está y habría evitado los cara a cara televisivos, que sólo pensar en que se deben hacer le produce escalofríos y males de cabeza.

Pro Domo sua
Pero como los populares son muy tercos y procuran aprovecharlo todo pro domo sua, se han sacado recientemente de la manga la llamada operación galgo o el caso Marta Domínguez, acusada la victoriosa atleta de presuntos delitos vinculados al tráfico de sustancias dopantes y también otros de carácter fiscal.

¿Víctima política?
A Marta, que se autodefinió en la desdichada televisión de El Mundo como una víctima política, la protegen el PP y, muy directamente, Pedro J. Ramírez que además ha mezclado algunos avatares de la atleta con el asunto de sus ensoñaciones sobre el 11-M. ¿Quiénes son, pues, los malos de la película, según los genoveses y Ramírez? Por un lado, la Guardia Civil, que actuó en la investigación del caso, y por el otro, faltaría más, el malvado Rubalcaba.

Las trompetas de Jericó
Para deleite de Rajoy ya han vuelto a sonar las trompetas de Jericó, mientras Soraya Sáenz de Santamaría, que está en alza y, al parecer, es la favorita del líder conservador, ha exigido que tanto Rubalcaba como el actual ministro del Interior, Antonio Camacho, comparezcan con urgencia en el Congreso de los Diputados para ser interrogados por los diputados. ¿Y de ahí al trullo? Pues ya veremos, aunque lo que buscan –no nos olvidemos- es quitarse de en medio a Rubalcaba. Así son estos falsos centristas del PP que, como María Cristina, nos quieren, gobernar.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM