En los últimos tiempos, en España casi todo lo que empieza por Corona acaba mal. Aunque la mayoría de las portadas de los diarios e informativos de nuestro país dedican todo su espacio al coronavirus, lo cierto es que hay otro virus relacionado con la corona, el de la corrupción, que es más contagioso y costoso para nuestros bolsillos y nuestra democracia que el microbio llegado de la China.

Mira que le pedimos bien poquito a nuestra Familia Real, simplemente que aguanten la orina y la compostura en los desfiles, que aprendan a leer (ni siquiera hace falta que sea bien) y que sepan comportarse con cierta elegancia en los actos oficiales. Nada más. A cambio, les dejamos vivir en palacios, les pagamos unos sueldos pelín por encima del salario mínimo interprofesional, nos ocupamos de su seguridad, de su educación, les pagamos los viajes en aviones de uso exclusivo, las vacaciones, los barcos e, incluso, las amantes. Pues bien, todo eso les resulta claramente insuficiente.

Según algunos medios de comunicación, que no tengo la mínima duda de que están bien informados, la fortuna del Rey emérito supera los mil millones de euros. Una cantidad de dinero que, por muy bien que haya administrado su generoso sueldo y aún teniendo en cuenta que nos ocupamos de todos sus gastos, es imposible que haya conseguido reunir en sus años de monarca.

Cómo será la cosa de evidente, que hasta Suiza ha abierto una investigación sobre las cuentas de Juan Carlos I en sus bancos. Porque el ex jefe del estado español, y mira que nos hemos desvivido porque lleve la mejor vida posible, tiene su dinero, como cualquier buen patriota que se precie, allende nuestras fronteras. En esto, y en otras "aventuras", se parece mucho a otros monarcas patrioteros como Jordi Pujol.

Como no podía ser de otra manera, los partidos de bien se niegan a que se investigue nada que tenga que ver con su majestad, porque la Constitución española dice muy claramente que el señor rey es inviolable. Yo no sé ustedes que piensan, pero yo creo que esa es una cuestión que, de demostrarse su culpabilidad, deberían dilucidar sus compañeros de celda.