“Se jaleaban unos a otros –le dice a El Infiltrado uno de los diputados presentes en el Congreso-. Y en eso participaban casi todos, que parecían vivir una fiesta, como se demostró en el aplauso final. Pero quienes pronto se destacaron fueron Fabra y su compañero de banco”. Se refiere este congresista a Andrea Fabra y al diputado del PP, con gafas, sentado a su derecha, que se ha visto en el video de la transmisión.

“Llevaban un rato riéndose y jaleándose mutuamente”
Una pareja que pasó al estrellato definitivo en el momento en el que Rajoy anuncia el recorte de la paga de los desempleados a partir del sexto mes porque, dice a trompicones el presidente, quiere ‘incentivarles’ para que busquen trabajo… Porque, aunque son muchos sus compañeros que aplauden, es entonces cuando se contempla a Fabra y a su compañero, excitadísimos, entregados a ‘holliganear’: ella ‘quetejodiendeando’; él gritando, al tiempo que con las manos hace altavoz.

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“Llevaban un rato riéndose, jaleándose mutuamente… y en ese momento se dispararon: antes de que Fabra gritara lo de ‘que se jodan’, el otro empezó a gritar también: ‘¡Eso, a trabajar! ¡A trabajar!’”. Algún otro diputado asegura que le oyó decir también “ya era hora” ¿Y quién es este diputado que se ha quedado sin la merecida fama que ya para siempre se ha ganado la diputada Fabra?

“Un hombre de Matas…, un hooligan del PP”
Se trata del diputado menorquín Juan Carlos Grau, que se encuentra en su segunda legislatura. Hemos llamado a Menorca para preguntar por él. Por si fuera que hubiera tenido un mal día, pero fuera generalmente hombre comedido y caritativo con los que lo pasan peor. Nos han contado su pequeña biografía, y no parece que lo del miércoles fuera algo que ha sorprendido a los que le conocen.

“Juan Carlos Grau era el hombre de Matas en Menorca, de su total confianza…, y un hooligan del PP”. Por ahí han empezado a decirnos quienes conocen bien la vida política de la isla. Matas le nombró Delegado del Instituto de Desarrollo Industrial (IDI) para Menorca. “Y como tal –nos cuentan-, lo que se recuerda de él en esa etapa, la que tuvo más responsabilidad y más dinero dependía de él, es que se dedicó a financiar la construcción de naves industriales por todos los municipios. Con un problema…, que las naves que construía el IDI, aunque públicas, eran más caras que las que hacían las constructoras privadas. Vamos, como si las viviendas de protección oficial fueran más caras que las privadas. Claro, nadie las comprababa”.

Naves industriales públicas más caras que las privadas
Nos dicen que en Menorca “todo el mundo comenta lo que comenta”, pero que nunca se demostró nada contra Grau, “así es que quedó en eso, en rumor, que el PP balear hubiera sacado un dinero de los constructores que hacían las naves industriales a ese costo superior al de las privadas”.

En cualquier caso, lo cierto es que “en agradecimiento a su trabajo, Matas, antes de caer, en las elecciones de 2008 tuvo el detalle de impulsar a Juan Carlos Grau para que saltara a la política de Madrid en las listas del Congreso”. Eso sí, para figurar entre los elegidos para las elecciones del 20N de 2011 lo tuvo más complicado Grau. Su mentor había caído…, de hecho había caído en las manos de la justicia. Y Bauzá, el sucesor de Matas, estaba llevando a cabo una limpia para borrar todo vestigio de su antecesor y sustituirlo por gente propia.

Sobrevivió a su mentor, Jaume Matas
Esta pelea por la ‘limpieza étnica’ no fue diferente en Menorca; pero en este caso el Presidente pinchó en hueso: “Grau es de la Agrupación de Ciutadella, que es una agrupación poderosa, y le respaldó por ser uno de los suyos, así es que Bauzá tuvo que tragar con Grau”.

Después de los hechos del pasado miércoles, en Menorca donde, claro, le reconocieron de inmediato cuando le vieron vociferando en el Congreso, partidos de oposición y sindicatos recibieron a Juan Carlos Grau pidiéndole la dimisión. Pillado ‘con las manos en la lana’, aunque yéndose de ‘rositas’ comparado con la que le estaba cayendo a su compañera de ‘fiesta’ Andrea Fabra, que se ha llevado ‘la fama’, Grau tuvo que reconocer que gritó “a trabajar” y “qué cara”, pero niega que se lo dedicara a los parados –aunque de ellos hablaba en aquel momento Rajoy- y también que exclamara “ya era hora!”, refiriéndose a los recortes.

Bueno, pues esto, que aunque sea por justicia, no estaba bien que se quedara el señor Grau con la lana, y sin nada de la fama.