España se ha convertido en un caso de éxito económico que asombra al mundo. Oxford Economics lo resumió con una frase que ha dado la vuelta al planeta: nuestra economía “sigue desafiando la gravedad”. No es una ocurrencia ni un elogio aislado: es la constatación de que, mientras otros países avanzados patinan en el barro de la incertidumbre, España avanza con paso firme. Y lo hace gracias a un modelo económico sólido, impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha sabido combinar crecimiento, estabilidad y justicia social.

Esta realidad choca frontalmente con el discurso de una oposición que vive instalada en el catastrofismo. Mientras organismos internacionales, medios globales y expertos de primer nivel destacan el papel de España como motor económico de Europa, PP y Vox se empeñan en repetir que “España va mal”. Pero los datos son contundentes, y reflejan una verdad que Feijóo y Abascal no quieren admitir: bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, España se ha consolidado como una de las economías más dinámicas del mundo.

España es hoy un 13% más rica que en 2018, a pesar de haber atravesado una pandemia mundial y los efectos económicos de la guerra en Ucrania. Hemos crecido casi el doble que Francia o Italia, y hasta seis veces más que Alemania. En 2025, vamos a superar a Corea del Sur tanto en PIB total como en PIB per cápita. En 2024, ya adelantamos a Japón en riqueza por habitante.

Pero lo más revelador es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que España será la economía avanzada que más crecerá en 2025 y 2026. Con un 2,5% de expansión en 2025 y un 1,8% en 2026, doblamos el crecimiento estimado para el conjunto de la eurozona. Una previsión que supone una validación más del éxito del modelo económico progresista impulsado por Pedro Sánchez.

Estos avances no son fruto del azar. Son el resultado de las políticas implementadas por Pedro Sánchez, que ha apostado por un modelo productivo más diversificado, moderno y resistente. Bajo su Gobierno, España ha roto con viejos tópicos y ha ganado peso en sectores estratégicos como la industria, las tecnologías verdes, la digitalización y la innovación.

El propio Daniel Kral, analista de Oxford Economics, lo ha dejado claro: “España no se limita al turismo y el vino”. Y añade que nuestra industria aporta más valor añadido que la de Francia, Bélgica o Países Bajos. Esa transformación estructural se ha hecho bajo el liderazgo del Ejecutivo progresista que preside Sánchez.

La buena marcha de la economía no se mide solo en informes o gráficos, sino en la vida real de la gente. Pedro Sánchez ha logrado que España alcance cifras récord de empleo, con más de 21,6 millones de afiliados a la Seguridad Social. Nunca antes había trabajado tanta gente en nuestro país. Y, además, ese empleo es más estable: la reforma laboral impulsada por el Gobierno ha multiplicado los contratos indefinidos y reducido la precariedad.

El paro se encuentra en mínimos históricos. En agosto, el número de desempleados registrados bajó a 2,42 millones, el dato más bajo desde 2007. En solo un año, más de 145.000 personas encontraron trabajo. Y todo ello mientras se revalorizan las pensiones según el IPC y se ha elevado el salario mínimo un 54% desde 2018. Una política económica que apuesta por la dignidad y la cohesión social, diseñada y defendida desde La Moncloa por el presidente Pedro Sánchez.

Mientras España lidera el crecimiento en la zona euro, PP y Vox insisten en decir que “España va mal”. Feijóo afirma que “somos el país que peor gestiona la economía de Europa”. Abascal habla de “ruina socialista”. Pero los datos europeos, los informes de Goldman Sachs, y las portadas de The Economist o The Washington Post desmontan esa narrativa falsa.

La oposición niega la evidencia porque no tiene propuestas propias. No hablan de empleo, ni de productividad, ni de energía. Solo repiten mantras ideológicos. En cambio, el Gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado que otra economía es posible: una que crece sin dejar a nadie atrás.

El éxito económico de España se sostiene también sobre un modelo de país abierto, dinámico e integrador. Hoy, cerca del 20% de la población residente en España ha nacido fuera del país. Esta diversidad no es una debilidad, sino una fortaleza. Lo ha dicho claramente el propio Pedro Sánchez: “España tiene que elegir entre ser un país abierto y próspero o un país cerrado y pobre”.

Mientras Vox propone levantar muros y el PP calla ante el discurso xenófobo, el Gobierno ha defendido un modelo de país plural, tolerante y competitivo. Una España que no teme al futuro, sino que lo construye.

España no solo brilla en lo económico. También ha ganado prestigio en el ámbito internacional gracias al liderazgo del presidente Sánchez. El secretario general de la ONU lo dijo recientemente: nuestro país es “un pilar del multilateralismo, un socio firme y un defensor del desarrollo”.

Frente a presiones externas, como la de Donald Trump pidiendo elevar el gasto militar al 5% del PIB, Pedro Sánchez ha mantenido una postura equilibrada: cumplir con los compromisos de la OTAN (2,1%) sin debilitar el Estado del bienestar. Esa autonomía y responsabilidad política también explican la buena imagen de España en el exterior.

Medios como el Financial Times nos definen como “la nueva estrella económica”, The Guardian como “la economía más dinámica de Europa” y The Economist nos colocó en 2024 como “la mejor economía del mundo”. ¿Hace falta decir más?

No hay que olvidar lo que supuso la última vez que el PP tuvo el poder. Recortes en sanidad, educación y dependencia. Privatizaciones. Una reforma laboral que condenó a millones de jóvenes a la inestabilidad. Hoy, Feijóo y Abascal ofrecen más de lo mismo. Y lo ocultan detrás de ataques, bulos y discursos huecos.

Pedro Sánchez, en cambio, ha optado por un modelo opuesto: protección social, derechos laborales y crecimiento inclusivo. Los resultados están a la vista: más empleo, menos paro, más igualdad y una economía que lidera Europa.

España atraviesa uno de los momentos económicos más sólidos de su historia reciente. Crece por encima de la media europea, genera empleo récord, mejora la calidad del trabajo y mantiene un Estado del bienestar fuerte. Nada de esto ha ocurrido por casualidad.

Este avance ha sido posible gracias a un liderazgo político firme y valiente. Pedro Sánchez ha sabido gobernar con responsabilidad, buscando acuerdos, protegiendo a las mayorías sociales y modernizando la economía. Frente a un PP y Vox que solo ofrecen recortes y regresión, el Gobierno ha demostrado que se puede crecer defendiendo los derechos de todos y todas.

La ciudadanía merece un debate serio, basado en hechos. Porque mientras la derecha se aferra al pasado y a la mentira, España —con Pedro Sánchez al frente— avanza hacia el futuro con paso firme.

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