“Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y única en sitio y en belleza”. Todo esto lo escribió Miguel de Cervantes, poniéndolo en boca del mismísimo don Quijote. Ahora, las virtudes del escritor alcalaíno han vuelto a manifestarse.  Era necesario que así fuera, tras el brutal atentado en Barcelona y en Cambrils, del que hoy se cumple un año.

Esta vez, no ha habido la tensión marcada por la muerte reciente de dieciséis personas. Pero un año después, el recuerdo sigue presente y perdurará hasta el final de los tiempos.

El homenaje se hizo en la Plaza de Catalunya, que en sus orígenes era el sitio desde donde salían los caminos que unían a la ciudad con otros pueblos. Un mensaje de unidad que no puede ser empañado por el ruin aprovechamiento que han hecho algunos políticos durante la jornada. Los tuits publicados por la ex Ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, reconvertida en portavoz del Partido Popular, atacando a Sánchez o el mitin improvisado de Pablo Casado para criticar al Ayuntamiento de Barcelona son una nueva falta de respeto del PP a las víctimas del terrorismo. Algo a lo que ya nos tiene acostumbrados.

Si a la señora Montserrat le parece oportuno recordar, en un día como ayer, que Pedro Sánchez está en el poder gracias a los independentistas, y al señor Casado le parece una excelente idea criticar a la alcaldesa Ada Colau, apenas acabado el acto, tienen que explicar que es lo que entienden ellos por no politizar el homenaje.

Barcelona, como lo ha hecho históricamente en los grandes acontecimientos, ha vuelto a estar a la altura. El homenaje fue sobrio, respetuoso e inclusivo. Las canciones elegidas han generado un clima acorde al momento y cada una de las intervenciones de Gemma Nierga, pese a los gritos de algún energúmeno pidiendo que hablara en castellano, fueron acertadas y apropiadas.