El acceso a la vivienda, teóricamente, siempre ha sido una cuestión de país, estando incluso incorporada en la propia Constitución como un pilar fundamental de nuestra democracia. Pero analizando los problemas reales con los que se encuentra nuestra juventud, las familias vulnerables o la gente mayor, nos damos cuenta de que rara ha sido la vez en la que se ha abordado de manera seria y resolutiva.

Ha llegado el momento de que busquemos soluciones responsables y factibles. Ha llegado el momento de que legislemos de una vez por todas para facilitar el acceso a la misma y para dignificar la vida de las personas. Ha llegado el momento de tener la primera ley de la vivienda de la democracia.

Es cierto que el PP, incluso antes de ver la propia ley, ya dijo que votaría no e incluso que la recurriría, pero si me permiten la sinceridad, una ya no espera mucho de esta derecha que día tras día hace menos por las personas y más por hacer el ridículo en sus propuestas. Una derecha que en lugar de luchar por nuestro país o trabajar en base al conocimiento y la ciencia prefieren ponerse en manos de la pitonisa. Una derecha muy hiperventilada y acelerada, pero que solo supone un gran retroceso para la ciudadanía con sus propuestas.

Está claro que el PP no está de acuerdo con la ley de vivienda o con la propuesta del Gobierno de poner a disposición los pisos y terrenos de la SAREB, ellos son más de salvar a los bancos y menos de pensar qué pueden hacer por la vida de las personas que se han visto relegadas a no tener un sitio donde vivir o que cuando pueden acceder a uno, este no reúne las mínimas condiciones de habitabilidad.

¿Recuerdan la burbuja inmobiliaria, el aumento desorbitado del precio de la vivienda o la venta de vivienda pública a fondos buitres privados? Todo ello es símbolo y emblema de la política de vivienda del Partido Popular. Por ello, es normal que cuando un gobierno propone la primera ley de vivienda de la democracia, elabora un plan estatal de alquiler y topa el precio de este, se rasguen las vestiduras. Porque su política de la vivienda ha sido, es y será especulativa y el hecho de trabajar por una mayoría social no encaja en sus esquemas.

Cuando el Gobierno propone el bono de alquiler joven, se nos acusa de comprar votos, viendo claramente que el Partido Popular está completamente alejado de la realidad y las necesidades de nuestra juventud y de los problemas que tienen para acceder al mercado del alquiler. Cuando se proponen 93.000 viviendas para el alquiler asequible, de nuevo se indignan y vociferan y, también de nuevo, se ponen una vez más en evidencia. Evidencian que comprar esos pisos y salvar a la banca fue fantástico, pero salvar a las familias y ofrecerles una vivienda digna es un drama.

Ya estamos hartos y hartas de la poca altura de miras de la derecha de este país, dejen de mirarse el ombligo y, por una vez, aunque solo sea por una vez, miren por su país y por las personas. Apoyen el compromiso de alcanzar el 20% de vivienda pública, apoyen los más de 1.000 millones de euros para la rehabilitación y apuesten de una vez por todas por los y las jóvenes y las personas vulnerables. Porque está claro que tenemos dos modelos de vivienda, pero también está claro que tan sólo uno tiene futuro.

 

Sandra Guaita

Diputada del PSOE