A las derechas las ha castigado Dios. Maniobraron en la oscuridad para tumbar la reforma laboral del Gobierno pero uno de los suyos se equivocó al votar, haciendo así naufragar el tamayazo de dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, urdido casi con toda seguridad no solos sino en compañía en otros. Se diría que la fea operación, felizmente truncada por el destino, lleva la marca personal de Teodoro García Egea, maestro en la compra de voluntades adversas cuya pericia quedó sobradamente acreditada con ocasión de la fallida moción de censura de Murcia. La traición navarra no ha prosperado. La providencia no paga traidores.

Los culpables aman los defectos de forma. El Partido Popular intenta trampear con la evidencia de que su diputado Alberto Casero se equivocó al votar telemáticamente y el voto erróneo no puede cambiarse. Pretende de modo inverosímil el PP que el sistema falló justo cuando Casero votó a favor de la reforma laboral del Gobierno, pero no en las 17 votaciones restantes. Hubo, según el PP, un “error informático” del que el partido informó a la presidenta de la Cámara, quien a su vez debió, siempre en opinión de los populares, convocar de urgencia a la Mesa para que ésta decidiera si anulaba o no el voto de Casero, pero como fue la propia Batet quien, sin citar a la Mesa, dio por válido el voto telemático de Casero sin permitirle rectificar, el PP quiere anular la votación aferrándose a la tesis del defecto de forma, estrategia procesal muy común entre quienes se saben destinatarios de una condena segura. Los medios conservadores no creen, naturalmente, que hubiera error informático alguno, pero prefieren airearlo como probable: todo vale contra este Gobierno socialcomunistaseparatistaterrorista.

Catalonia first. Esquerra Republicana de Catalunya podría pasar a llamarse Nacionalistas Republicanos de Cataluña pues, al votar en contra de la reforma laboral por no dar ésta prioridad al marco catalán sobre el marco español, han aparcado su condición de izquierdistas, cuya ideología compromete a defender los derechos de los trabajadores, en beneficio de su condición de nacionalistas, cuya ideología compromete a defender la patria y la bandera. Que los trabajadores catalanes también acabaran perjudicados era menos importante que salvar la honrilla nacional. Y sin embargo, también a ERC vino a verla Dios ayer en el Congreso, dado que contaba con que la reforma sería aprobada pese a su voto en contra. Sucedió así, pero por intervención directa de la providencia al inducir a error al hoy famosísimo diputado Casero. ¿Será Dios también un poco independentista?