La digitalización de la casi totalidad de las actividades humanas se ha hecho en la mayoría de las ocasiones con la lógica de los diseñadores de las aplicaciones y de los empresarios que pagaban el proceso. En el caso de las administraciones públicas, la informatización ha priorizado facilitar el trabajo de los funcionarios y, secundariamente, se ha pensado en la usabilidad de los procedimientos para la ciudadanía.

Esta forma de actuar ha provocado, por ejemplo, brechas con las personas mayores con escasas destrezas digitales y marginación de las zonas con menor cobertura digital. El malestar ciudadano estalló contra los bancos a principios de este año de la mano de Carlos San Juan, médico valenciano jubilado, promotor de la campaña “Soy mayor, no idiota”, que consiguió 600.000 firmas para que los bancos presten a los mayores una atención más personal y no solo robotizada.

El domingo 30 de octubre, el diario El País informaba que una aplicación informática había empezado a desatascar las demoras de años en la concesión de la nacionalidad española, procesando desde agosto cerca de 80.000 solicitudes de las más de 300.000 pendientes de resolver.

Otra buena noticia reciente es la posibilidad de obtener el certificado digital sin tener que desplazarse a ninguna dependencia de la Administración, en tan solo unos minutos mediante videollamada y por 14,95 euros. Quien lo ha hecho posible es la empresa andaluza, granadina por más señas, Bewor Tech a través de la web Certificado electrónico.

Hasta ahora, el procedimiento para obtener el certificado digital de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre era complicado y requería la validación del trámite en persona en un ayuntamiento o dependencia de la Administración autonómica o estatal. Como se aprecia, si se puede, si se quiere.

Pero no todas las administraciones públicas y las empresas privadas están por la labor. La Junta de Andalucía todavía no ha implementado la videollamada para las citas telefónicas con el médico de familia, pese a la existencia de la Consejería de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa.

En el sector privado un banco como el BBVA, que presume de digitalización, exige para presentarle la fe de vida anual para la percepción de los fondos de pensiones el desplazamiento a una de sus oficinas o a Correos y hacer cola, cuando podría resolverse con una simple videollamada como en el caso del certificado digital en remoto.

La transformación o transición digital de la que tanto hablan las élites políticas y económicas tiene que hacerse con rostro humano, mirando a la cara de los usuarios, si queremos que sea justa, sostenible y sin dejar a nadie atrás.