Estamos viviendo en España (y en otros países) un debate tan viejo como la propia democracia: ¿decidimos cada uno o deciden nuestros representantes? Y, como tantas otras veces, la ciudadanía se divide y hasta llega a cuestionar el sistema.

Hoy se considera un descubrimiento sorprendente que el asambleismo es mejor que el parlamentarismo. Lo digo más claro porque hoy me interesa mucho que se me entienda: toda decisión adoptada por las bases parece mejor que una decisión adoptada por los líderes. Aunque esos líderes hayan sido elegidos por las bases.

Este es un debate que viene desde la Revolución Francesa y que nunca tendrá solución.

Siempre habrá momentos en los que las bases sienten que sus representantes (elegidos) no los representan y que los elegidos sienten que las bases no aciertan con sus deseos.

Es verdad que este tipo de debates suelen ser más comunes en los grupos progresistas, pero, también, hay veces que afectan a los grupos más conservadores.

Hoy en España vivimos a tope este problema/debate tanto en el PSOE como en PODEMOS.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han decidido concentrar las decisiones en las bases. Varios dirigentes socialistas e Iñigo Errejón han decidido compaginar los deseos de las bases con los análisis de los electos.

Este debate terminó en la guillotina en la Revolución Francesa. Hoy todos tenemos que encontrar otro tipo de soluciones.

Por ejemplo, podríamos conseguir que todos los partidos aceptasen elecciones internas cada dos años. Pero elecciones para elegir representantes, no para elegir compañeros a los que cada fin de semana les puede enmendar la plana una asamblea.

No tengo la menor duda de que a muchos ciudadanos les gustaría referendums semanales sobre casi todo. Y no tengo dudas de que, en muy poco tiempo, a muchos ciudadanos les encantaría volver a tener representantes que resolvieran cada debate.

Los debates asamblearios son muy excitantes, pero también son muy cansados. Y -nunca olvidarse de un peligro- los debates asamblearios generan líderes autocráticos porque tienen la verdad apoyada por las gentes. Peligro para la disidencia. Y para la libertad.

Vamos a ver si -urgentemente en el PSOE- se vuelve al tradicional equilibrio entre militantes y representantes. Estoy seguro de que lo conseguiremos.

Y -con todo afecto- vamos a ver si PODEMOS se entera de que también tiene que resolver internamente un debate tan viejo como la Democracia: ¿cuándo decide un representante y cuándo decide un representado? Acepto lo que os parezca bien, pero tomad una decisión sin que se os ponga cara de franceses del siglo XVIII.