Núñez Feijóo ha replicado el reconocimiento del Gobierno de España a la injusticia y el dolor causados a los pueblos originarios de México durante la conquista con un mensaje en las redes sociales en el que dice: "Yo no me voy a avergonzar de la historia de mi país. Me avergüenzo de la actualidad a la que nos condena este Gobierno". Y venido arriba exige a los mexicanos que "pidan perdón por lo que hacen ellos ahora".

El mensaje del líder de la oposición es coherente con la más rancia tradición del "sostenella y no enmendalla", que entronca con la contumacia en el error (aún sabiendo que lo es) de los hidalgos y antiguos caballeros por orgullo o para mantener las apariencias. También con el manual de estilo de las derechas españolas que no han reconocido todavía el golpe militar de 1936, y se han negado a pedir perdón a las víctimas de una dictadura con miles de muertos y represaliados e incumplen sistemáticamente la ley estatal de memoria histórica.

Yo sí lamento la expulsión de los judíos, la persecución de los gitanos (recordada en la última película de Pilar Távora), las miles de víctimas inocentes de la Inquisición, y que España haya sido el último país europeo en abolir completamente la esclavitud en todas sus posesiones de ultramar, en Cuba lo hizo en 1886.

José María Aznar nunca se ha disculpado, como sí lo ha hecho Tony Blair, por meter a nuestro país en la guerra de Irak, con la falsa premisa de unas armas de destrucción masiva que se confirmaron inexistentes, y de las consecuencias que tuvo después con el mayor atentado islamista perpetrado en Europa. Tampoco Federico Trillo lo ha hecho con las víctimas del Yak-42, e incluso se empecina en sostener la mentira del PP sobre la autoría de la matanza del 11-M en Madrid. 

También lamento que Feijóo mantenga a Mazón, que su partido lo ovacione en un gesto completamente obsceno, o a la lideresa madrileña, que tampoco se ha disculpado por las 7.291 personas mayores muertas durante la pandemia en las residencias de su comunidad.

Pero todo esto que estamos viendo no es solo revisionismo histórico, es puro negacionismo, como el que impulsa la Internacional Ultra en Estados Unidos, Rusia, Hungría, Argentina y tantos otros países, reescribiendo la historia y retirando de los museos todo lo que nos les gusta de su pasado, y de las bibliotecas los libros que no concuerdan con su estrecha visión del mundo. En Estados Unidos se han retirado ya más de 7.000 títulos de bibliotecas públicas y escolares por las presiones y chantajes del republicanismo trumpista.

Por si fuera poco, el día 3 de diciembre se pondrá a la venta la edición española de las desvergonzadas memorias del rey emérito, que deleitarán a revisionistas, negacionistas y nostálgicos del dictador Franco. Hay que tener mucha arrogancia y caradura para publicar semejante pliego de descaro, que no descargo, en el 50 aniversario de la restauración de la monarquía en España.Y poco aprecio a la institución con la que se ha enriquecido. Eso desde luego.