Iñigo Errejón compensa el poco peso institucional de Más País con aportaciones trabajadas, serias y necesarias en debates como la salud mental, los trastornos alimenticios o el cambio climático. Ha hecho de la anticipación su mayor virtud y está ocupando un espacio en la izquierda que Podemos ha cedido sin plantar cara.

Si no eres el más alto y quieres ver bien un concierto, al menos, haz el esfuerzo por ponerte el primero. Más País consiguió dos diputados en las últimas elecciones generales en España, en noviembre de 2019. Su labor en el Congreso podría ser prácticamente testimonial si Iñigo Errejón, el líder del partido, no tuviera ese nervio político adquirido en los albores de Podemos.

El madrileño tiene una presencia mediática mayor de la que su partido político merecería. ¿Cómo lo hace? Mediante anticipación política. En la estela de Franck Biancheri, que en su LEAP, Laboratorio Europeo de Anticipación Política, defendía un método que aspiraba a quebrar los duopolios ideológicos y quiso evitar que fueran las instituciones de poder las que marcaran los hechos, y no al revés. Anticipar es una forma de rebeldía. Fracturar la línea temporal es activismo. Incomodar a la opinión pública. Estudiar lo que viene y ponerlo sobre la mesa pillando a contrapié a los rivales políticos. Más País fue pionero en la salud mental, a la que todos se han sumado, y ahora quiere ir más lejos en sus labores de futurología: el problema son los algoritmos.

«Las redes atraviesan nuestras vidas y yo me quiero dedicar a una cuestión particular. En España, estamos atravesando una pandemia de trastornos de conducta alimentaria que afecta sobre todo a los adolescentes y en particular a las adolescentes en 9 de cada 10 casos. Estamos hablando de chicos que tienen una media de 12 años y medio y que están sometidos a una presión brutal que los lleva a la dismorfia corporal, a no reconocerse en el propio cuerpo hasta llegar a odiarlo, que los lleva a tener que encerrase en el baño para vomitar a escondidas o que los lleva a dejar de comer poniendo en peligro su propia vida. Las veces que lo hemos sacado ha habido quien ha dicho que esto era una cuestión menor», explicó en el Congreso durante la sesión de control al Gobierno.

Errejón propone la puesta en marcha de la Agencia de Supervisión de Algoritmos, la creación de un observatorio de trastornos alimentarios y la imposición de una obligación a los anunciantes de alertar al consumidor si en una publicidad el físico de los actores ha sido alterado digitalmente. Puro futuro. Legislación del mañana. Mientras la vieja política se enzarza en sus batallas identitarias y lanza sus mensajes campechanos, Más País pone la lupa sobre la sociedad que estamos creando, esa que se vive tanto en lo digital como en lo real. Esa que llena las tardes de tus hijos en el sofá de casa. Esa que sucede sin que nos demos cuenta. España también es eso.

«Cuando pilotas un barco pequeño, decides cambiar el rumbo y lo haces sobre la marcha; cuando diriges un superpetrolero, tienes que decidir que vas a girar en un momento determinado (anticipación) y debes empezar a realizar el giro ahora (actuación política)», dijo Biancheri. Iñigo Errejón siempre demostró más audacia y precisión que su antiguo amigo Pablo Iglesias. Fue la expulsión del primero la que condenó al segundo. Podemos se perdió en sus guerras fratricidas, en sus cuotas de poder y en sus venganzas tibias y olvidó que la política que defendían era esa: Adelantarse a su tiempo. Ocupar espacios que nadie había ocupado antes. Ser necesarios.

Desde aquí mi aplauso a Más País por traer a la política el debate de los trastornos alimenticios. Son muchas familias, muchas más de las que se piensan, las que están sufriendo estos problemas en casa. Si alguna utilidad tiene la política es esta: Buscar grandes soluciones a los grandes problemas. El politiqueo está bien, es divertido, a mí me entretiene, pero de vez en cuando hay que ponerse serios. Y Errejón, ahí están los hechos, lleva mucho tiempo haciéndolo.