Si había una declaración que podía suponer un antes y un después en la instrucción de la causa de la DANA esa era la de Jorge Suárez, el subdirector general de Emergencias. Y no ha defraudado. Suárez ha destrozado la línea de defensa de la que fuera consellera de Emergencias, Salomé Pradas, así como la actuación del exjefe de Bomberos, José Miguel Basset, aquel día, pues ha demostrado que aquella tarde lo que había al frente del Cecopi era la incapacidad hecha persona.
Pero si hay algo que ha sido doloroso de escuchar es que antes de las seis de la tarde Suárez recomendó que se enviara un mensaje a la población conminándoles a ponerse en alto. Y les digo, lectores, que lo mismo da que ese envío se fuera a producir por el riesgo de rotura de Forata que por el Poyo.
Lo mismo me da la información que dicen que no suministraban de la Confederación Hidrográfica del Júcar o de la Aemet. Y es que lo que importa es que se propuso antes de las seis de la tarde, y que la que tenía que haber tomado la decisión, Salomé Pradas, no lo quiso incluir. Había habido discrepancia entre Suárez y Basset sobre esa parte y Pradas decidió que no entraba. De aquellos polvos, estos lodos. De aquella funesta decisión, unas consecuencias catastróficas que fueron evitables pero que terminaron con 230 cadáveres.
El dolor de las víctimas
Las familias de las víctimas están rotas con esta declaración, pero la consideran “necesaria”, pues ha arrojado una luz que era necesaria en la instrucción judicial. Al menos ahora saben que hubo alguien que tomó la peor de las decisiones en el peor de los momentos. Porque sí, el mando único lo tenía Salomé Pradas, y ese día metió la pata hasta el corvejón.
No puedo ni imaginar el dolor que habrán sentido los familiares cuando han sabido que uno de los motivos del retraso se debió a algo tan sumamente imbécil como qué tipo de valenciano se utilizaba. Estamos hablando de que, aquella tarde del 29 de octubre de 2024, los tiempos no se contaban en horas sino en minutos, y estos se perdieron en discusiones absurdas. Al igual que el hecho de tener que consultar a los servicios jurídicos. De verdad que no alcanzo a entender cómo Carlos Mazón puso al frente de una conselleria tan crítica como es Emergencias a alguien que no sabía ni dónde tenía la mano derecha.
Tras todo el día en el Juzgado de Catarroja solo puedo pensar en las víctimas. En el padre de Rosa que murió solo en su casa que era de planta baja. En Toñi, que ha perdido a su marido y a su única hija porque bajaron a por el coche al garaje. En Ilosva, cuyo marido quedó atrapado en una calle de Benetússer porque nadie hizo caso a Jorge Suárez cuando advirtió de que se le tenía que decir a la población que se protegiese en altura.
Duele solo pensarlo. Duele, y mucho, ser plenamente consciente de la cantidad de vidas que se podrían haber salvado si quienes tenían el deber de proteger a los suyos hubieran tenido más arrestos aquel día.