El riesgo de pobreza y exclusión social en España ha crecido entre la población infantil tras la crisis de la Covid-19. Representa ya un 33 por ciento de niños y adolescentes afectados, frente al 30% de 2019. El 28,9% vive en hogares con ingresos inferiores al umbral de pobreza, lo que supone 7,2 puntos porcentuales más que la media de la población (21,7%). Además, España es el segundo país de la UE con mayor tasa de niños y adolescentes en riesgo de pobreza y exclusión social, sólo por detrás de Rumanía.

Todo esto lo ha denunciado la Plataforma de Infancia este martes, en la presentación de su análisis sobre la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) con enfoque en infancia 2022, en la que han participado el director de la entidad, Ricardo Ibarra, y el autor del informe, Joffre López Oller.

De acuerdo con el análisis, que recoge los datos de 2021, el impacto de la Covid-19 a nivel socioeconómico ha afectado sobre todo a la población infantil, especialmente en el caso de hogares con niños dependientes y de familias monoparentales".

También han aumentado las personas menores con privaciones materiales, con un 19,3% de niños y adolescentes con carencia material y el 8,9% con carencia material severa –la mayoría niños menores de siete años–. Esto, ha advertido la Plataforma de Infancia en su análisis, deriva en privaciones de la familias con menores a la hora de sufragar el ocio o afrontar otros gastos, lo que se refleja en que un 13,7% de menores sufre pobreza energética, un 8% no puede adquirir un ordenador personal o casi el 5% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Además, la población infantil tiene una mayor presencia entre los grupos de ingresos más bajos.

Todo esto supone a lo largo del tiempo que estos niños “arrastren esta herencia” cuando sean adultos y continúen en estratos de pobreza, según ha lamentado López Oller.

El análisis de la Plataforma de Infancia también se centra en la salud y los cuidados en la infancia, un ámbito en el que, si bien más la mayoría de los menores de 16 años dice tener un estado de salud “bueno” o “muy bueno”, existe una estrecha relación entre un estado de salud más precario y el riesgo de pobreza.

El autor del informe precisa que las familias monoparentales son más vulnerables que el resto de los hogares con niños en cuanto a la protección de la salud de los menores. López Oller ha alertado especialmente sobre la dificultad de acceder a la salud bucodental en el caso de las familias con menor renta: el 6,7% de las familias con menores de 16 años no pudo ir al dentista pese a necesitarlo –se eleva a 18% en el caso de hogares que se sitúan en los grupos de rentas más bajas–, y el 76,2% de los hogares aluden como causa principal a cuestiones económicas".

El análisis señala que el 23% de las familias con menores en edad preescolar no tuvieron cobertura o asistencia de sus menores en centros de educación preescolar o infantil y el 56,6% de las familias con niños en la primera infancia que no han sido cuidados o asistidos en centros de educación preescolar o infantil son los hogares que tienen menos niveles de renta. Así, la oferta educativa pública en estas edades no está cubriendo las necesidades de las familias más vulnerables.