El éxito de las campaña de denuncia y concienciación es directamente proporcional a su creatividad. No es tanto que la causa sea justa, como que la comunicación sea impactante. Y nada más impactante que la enorme cara de Donald Trump esculpida en el hielo ártico.


El Monte Trumpmore

Es lo que pretende hacer The Project Trumpmore. Se trata de recrear sobre los acantilados del Polo Norte las esculturas que rinden homenaje a los padres de la patria americana en el Monte Rushmore en Dakota del Sur. Aunque en este caso no es precisamente un homenaje. 

Lo que buscan los activistas es denunciar la visión y las políticas del controvertido presidente poniendo su cara sobre el hielo. Y que según se vaya derritiendo y perdiendo rasgos, Tremp se dé cuenta de que el cambio climático es real.

Como cuentan con la miopía política de Trump, no van a escatimar en tamaño. De hecho han prometido que la cara de Trump ocupe casi treinta metros, lo que lo haría casi un 50% más grande que la de Washington en el monte granítico de Rusmore. 

Un lugar y el dinero
Los responsables de las iniciativa se han puesto manos a la obra. Lo primero es crear una plataforma de micromecenazgo para sufragar los 400.000 dólares que estiman va a costar. Una vez conseguido el dinero, el equipo de escultores se dirigirían a un lugar todavía por determinar. De hecho, los ideólogos también piden colaboración para encontrar el lugar ideal en el que esculpir el rostro del mandatario. 

Más allá de si finalmente la idea sale a delante o no, lo cierto es que ya han conseguido parte de su objetivo. Llamar la atención sobre la situación climática global y denunciar las políticas de Trump. Su negativa a aceptar el fenómeno como responsabilidad humana y sobre todo, a mantener los acuerdos de París para minimizar su impacto.