Donald Trump sigue tomando distancia respecto a la gestión medioambiental de Barack Obama, y su gobierno se ha ubicado ahora en uno de los enclaves más temidos por los contrarios a su gestión: está analizando si permanece o no en el histórico Acuerdo de París sobre el cambio climático. Su postura en campaña electoral ha sido desfavorable en este sentido, y de sobra se conocen sus negaciones del fenómeno del cambio climático. Será esta semana. Miembros del gabinete de Trump tiene previsto reunirse para decidir si su país continúa formando parte del mencionado acuerdo o definitivamente se retira del compromiso firmado por casi 200 países. Scott Pruitt, director de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos, se ha mostrado personalmente partidario de salir, entendiendo que se trata de un mal planteamiento para su ejecutivo, dado que China e India no tienen obligaciones en él hasta 2030, mientras que Estados Unidos ha asumido sus implicaciones desde el principio.

No hasta 2019

La Unión Europea, que ha impulsado los esfuerzos contra el calentamiento global, ha buscado en los últimos meses una alianza con China, un gran gigante de la contaminación junto con Estados Unidos, para intentar mantener la vigencia del protocolo. Con todo, según el texto del acuerdo que ya ha suscrito Estados Unidos, el país habría de esperar hasta 2019 para abandonar oficialmente sus compromisos. El Acuerdo de París entró en vigor el pasado noviembre, después de que 195 países lo suscribieran en diciembre de 2015. Se trata de uno de los intentos más ambiciosos en la lucha contra el calentamiento global, y por primera vez ha contado con la implicación de China y Estados Unidos. El fin último de la propuesta es impedir que la temperatura global suba más de dos grados a finales de siglo.