El auge del turismo y las redes sociales están teniendo un curioso efecto. En miles de perfiles vemos la misma idílica foto repetida con distintos protagonistas. La misma toma del Machu Picchu, la misma simulación de sostener la Torre de Pisa. La misma calle de París. Todo repetido una y otra vez en Instagram.

Hasta el punto de que los habitantes de la calle de París se han hartado. Tal y como informa BBC, los vecinos de la Rue Cremieux se han cansado de la constante presencia de turistas captando cada detalle de la calle. 

Y no es para menos. Esta recoleta travesía parece condensar todos los referentes de la ciudad de la luz. Edificios de tonos suaves, un empedrado cuco, unas plantas bien cuidadas en las puerta de los establecimientos. Un coqueto hotelito con el cartel a la fachada. Una postal a la que ningún turista puede resistirse.

Pero eso supone un auténtico quebradero de cabeza para las personas que residen en ella. Tráfico, ruido, desorden, suciedad y falta de intimidad. Tanto que los vecinos han pedido limitar el paso de los fotógrafos ocasionales. Prohibir el acceso a ciertas horas y en ciertos momentos del día.

Contraataque vecinal

Solo que sus pretensiones chochan con las de los turistas. A primeras horas del día y de la tarde es cuando más personas acuden atraídas por los colores de las fachadas cuando el Sol se inclina. Y es justo en ese momento en el que los vecinos intentan descansar. 

Tal es la locura en este pequeña calle parisina, que un vecino ha abierto una cuenta de Instagram para contraatacar. Si los turistas se llevan imágenes de su intimidad, él ha comenzado a captar a estos mismos turistas mientras hacen sus fotos.

Y ahí podemos ver actitudes absurdas. Muchos tirados en el suelo para conseguir un encuadre que comprenda un edificio entero. Despedidas de soltero que llenan el espacio de ruido y disfraces lamentables. Bandadas humanas que arrasan con todo a su paso. El nuevo turismo campando en una calle de París.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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