Pues quizá no sean estos buenos tiempos para ser famoso a escala global. Se junta el mayor acceso a través de las redes sociales y los avances tecnológicos. Y de pronto te ves protagonizando un vídeo porno que tú jamás has grabado.
 

Profundamente falso

Son los efectos de un novedoso software de reconocimiento facial e inteligencia artificial. Por hacer el cuento corto, se trata de cambiar la cara de una actriz para adultos profesional por la de la estrella de turno. Scarlett Johansson, Jennifer Lawrence o Emma Watson ha sido algunas de las víctimas de esta práctica conocida como deepfake. Y claro, lógicamente este tipo de porno se vende como pan caliente te en las webs del ramo.

Precisamente Scarlett Johansson ha sido, de momento, la única en manifestarse sobre esta práctica. Y, desafortunadamente para ella, la ha hecho desde una perspectiva muy pragmática.
Johansson parece saber que es inútil tratar de ir contra los autores de esta práctica, contra la webs que lo publican y los medios que los rebotan. No solo por que son millares, también porque en muchos casos se ocultan tras una identidad falsa.
 

Una causa perdida

“Intentar protegerte de Internet y de su depravación es una causa perdida” ha declarado con resignación Johansson. Y es algo que ella sabe bien, pues ha vivido episodios aún más desagradables.

Como cuando un hacker le robó fotos desde la memoria de su móvil y las publicó mundialmente. Tan fue la difusión que una de sus imágenes, de espaldas frente a un espejo, se convirtió en viral. 

“Quién puede evitar que alguien coja una imagen mía de una película y la pegue en otro vídeo”, continua claudicando Johansson. Eso sí, la actriz tuvo ocasión de acordarse de los miles de personas anónimas que sufren todo tipo de acoso en las redes. “No hay diferencia entre alguien como yo y a la persona que está detrás de mí en la cola del super”, ha declarado. Igualado por la maldad humana.