A ver si al final va a resultar que los robots, las inteligencia artificial, el machine learning, en realidad son humanos detrás. Como el Mago de Oz, una máquina mágica que solo es un hombre normal moviendo palancas y pulsando botones (perdón por el spoiler). 

Al menos eso es lo que ocurre con Kiwibot. Kiwibot es un simpático robot que recorre algunos campus de Estados Unidos. Un vehículo de unos treinta centímetros que portea raciones de comida desde las cantinas hasta los estudiantes. Y, todos pensábamos, lo hacía de manera autónoma

Pero resulta que detrás de estos robotitos hay seres humanos de carne y hueso. Personas en Colombia que, de modo remoto, van monitorizando el camino que cada robot debe seguir desde su origen hasta su destino, para que no se desvíen y lleven los pedidos al lugar exacto en tiempo y forma. Algo crucial cuando hablamos de comida. 
 

Pijos de Berkeley

El principal campus por los que se puede ver a estos robots con ruedas es la pija Universidad de Berkeley, donde surgió la startup que comenzó a desarrollarlos y a usarlos. Pero detrás de estos emprendedores no hay más que un nuevo ejemplo de nueva economía.

El despliegue tecnológico y comunicativo, esconde el trabajo de decenas de operarios que, desde Colombia, trazan los caminos de cada Kiwibot por poco más de 2 dólares la hora. En toda la comunicación de la compañía, jamás se aludió a estos robots humanos. Ni a los sistemas que les permiten monitorizar el camino de los cochecitos. Localizadores GPS y cámaras de vídeo que emiten los trayectos y permiten su manejo como si se tratara de vehículos teledirigidos. 

A la compañía no le ha quedado más remedio que admitir la especie de trampa una vez que fue destapada por el San Francisco Chronicle. La excusa, la de siempre. Con un coste de más de 2.500 dólares por Kiwi, era necesario una mano de obra barata para que los manejara.