El ser humano es extraordinario. Un fenómeno meteorológico extremo llamado vórtex polar está asolando el norte de Estados Unidos. Pero si uno va a las redes sociales, parece que en realidad sea una especie de precarnaval.
Porque la gente se lo ha tomado con una mezcla de espíritu festivo y científico. Y ha comenzado a hacer los experimentos caseros más peregrinos a la vez que espectaculares. Nos permiten ver, a escala humana, un fenómeno global.
Experimentos de riesgo
Claro que hay quien en pro de conseguir un vídeo chulo para compartir y conseguir miles de likes, se la están jugando. Por ejemplo, esa muchacha que ha salido a la calle a temperaturas muy por debajo de cero, ¡con el pelo mojado! El efecto a corto plazo ha sido un peculiar peinado. El pelo, congelado, se mantiene sobre la cabeza de la chica como ajeno a la ley de la gravedad. A medio plazo, los efectos seguro que están más cerca de la pulmonía.
“Is Iowa really THAT cold?” pic.twitter.com/htxSZzy2QB
— Taylor Scallon (@taylor_scallon) 31 de enero de 2019
Luego está el grupo que trata de recrear un experimento mítico. Ese que consiste en salir con un cazo de agua hirviendo a la intemperie. Después, se coge el contenido del cazo y se lanza al aire vigorosamente. La física hace que el líquido hirviente se transforme en vapor inmediatamente. Eso sí, los hay que no se parar a calcular la dirección del viento y se juegan la cara en el intento.
Is it even a #PolarVortex experience if you didn’t throw boiling hot water outside? pic.twitter.com/oyKXXvcXPX
— Deanna Senaratne (@Deanna_KO3) 30 de enero de 2019
Hay otros que están haciendo experimentos menos comprometidos. Como el biólogo que ha creado unas burbujas pesadas. Pompas de jabón que se congelan casi al instante y caen pesadamente al suelo.
How cold is it in the Midwest? Bubbles are freezing.
— Daniel Schneider (@BiologistDan) 30 de enero de 2019
Remember to take your pets inside.#PolarVortex2019 pic.twitter.com/ZfkbZdy2Si
Y miles de imágenes compartidas por usuarios de todo Norteamérica que nos muestran que las bajísimas temperaturas pueden ser una buena excusa para pasar un buen rato con la ciencia.