Fueron los creadores de la expresión
asesino en serie. Eran John E. Douglas y Mark Olshaker, dos agentes del FBI que dejaron huella en el cuerpo modernizándolo creando una rompedora unidad especial de investigación, en un momento, el año 1977, de fuerte evolución de la criminología, Su objetivo era diseñar patrones criminales a partir de largas entrevistas con asesinos, estaban convencidos de que acercándose a quienes habían perpetrado ciertos asesinatos, podrían entender las mentes homicidas y anticiparse a ellas, evitando sus crímenes.Contra el propio criterio de la institución para la que trabajaban, los detectives humanizarn a los asesinos en serie, desentrañando sus conflictivas personalidades, planteando la posibilidad, poco barajada en aquella época, de que fueran producto de infancias traumáticas, abusos, pobreza e incluso del mismo sistema carcelario. Dejaron constancia de sus hallazgos en el libro
Mindhunter: Inside the FBI's Elite Serial Crime Uni, en el que ahora se ha basado la extraordinaria serie
Mindhunter, disponible en Netflix. La producen
David Fincher y
Charlize Theron, y la coordina el inglés Joe Penhall, y no le faltan guiños a las extraordinarias policiacas de su país, Reino Unido.
Sello Zodiac
A la dirección de los capítulos, nada menos que David Fincher (1, 2, 9 y 10), Asif Kapadia (3 y 4), Lindholm (5 y 6) y Andrew Douglas (7 y 8). Entre todos, le conceden gran unidad formal a la creación, aunque la huella que imprime Fincher a los dos primeros episodios marca las pautas, que remiten al propio cine del director, en especial a
Zodiac, por sus indagaciones sociológicas y, en el caso de
Mindhunter, sobre todo psicológicas. También se evoca el estilo de
Perdida en esos encuadres con cierto vacío y una cuidada dramaturgia, donde la ubicación de los personajes en los planos nunca es casual, siempre es simbólica.También los cambios que vivía la sociedad estadounidense en aquel tiempo se entrelazan en la trama de
Mindhunter, sobre todo a través de las conversaciones de uno de los dos detectives, aquí bautizado como Holden, con su novia, Debbie, de ideas mucho más modernas que las de él, más clásico y tradicional, como su compañero Bill. A Holden, extraordinariamente interpretado por
Jonathan Groff, a quien el público conocía por el muy distinto registro que recabó en
Glee, su tarea lo fascina pero también lo desborda. Una moneda de doble cara que le causa no pocos desencuentros con su compañero Bill, de quien también hace una interpretación memorable
Holt McCallany, y en esta ficción, con más años de experiencia y desengaños en el FBI, y capaz, llegado a ese punto, de tomar cierta distancia con lo que presencia.
Renovando el género
Mindhunter es un thriller sutil, sin tiros ni apenas acción, aunque muy explícita al detallar la sordidez de los crímenes que evoca a partir de la narración y descripción de los asesinos que los cometieron, en un juego metaficcional que podría recordarnos a los cuentos de Poe o Lovecraft. Lo fundamental, aquí, son los diálogos, los silencios, las sugerencias. Se consigue así una renovación del género en su vertiente de las series, despegándose del estilo
The Wire o
True Detective. Un soplo de aire fresco en esta línea creativa que parece ir para largo.