Hemos aguantado mucho tiempo y la situación se nos ha ido de las manos. Ha llegado el momento de actuar y de hacerlo tal y como merece el problema. La Unión Europea ha decidido declarar la guerra a los plásticos. 

Una víctima más

Una guerra para liberar en primer término a los animales y, especialmente, a los animales marinos. Como la ballena que fue encontrada agonizante en una playa de Tailandia. Que antes de morir vomitó varias bolsas de plástico y al serle practicada la autopsia se encontraron ochenta más. Es la última víctima de la enorme contaminación por plásticos que sufren todos los océanos.

Ahora los países miembros de la UE pretenden ponerse en acción. La Comisión Europea está empezando a tramitar una serie de medidas que pretenden acabar con los plásticos de un solo uso. Cubiertos y platos desechables, pajitas, bastoncillos de algodón, vasos de esos en los que bebemos una vez y van a la basura, envoltorios y bolsas y hasta los filtros de los cigarrillos. Así hasta prácticamente una veintena de productos diferentes que muy pronto pueden desaparecer de nuestro entorno y del entorno marino. 

80% de la basura marina

En el comunicado en el que se declaraba esta guerra, la Comisión ha apuntado que el 80% de la basura marina es plástico. Se estima que ocho millones de toneladas de plástico se vierten al mar cada año. También se regulará con más dureza las artes de pesca, dado que se calcula que hasta el 27% de los residuos plásticos provienen de barcos pesqueros.  

Todo este plástico está creando una catástrofe sin precedentes en el mar. Algunos animales lo ingieren al confundirlo con presas. Otros quedan atrapados en redes, cuerdas, sistemas de retención o elementos a medio descomponer. Y tras días y días luchando contra ellos mueren de forma agónica.