En 1992, la película ‘El cortador de césped’ popularizaba un concepto tecnológico que parecía iba a cambiar la vida de los seres humanos: la realidad virtual. A través de imágenes sintéticas podría transportarnos a otros lugares e incluso hacernos sentir sensaciones y emociones creadas artificialmente. Pero sin embargo, aquella explosión quedó en nada y durante dos décadas la realidad virtual quedó relegada, como otra de esas promesas de la tecnología que mueren encerradas en el cine.

Esta vez es de verdad

Hasta ahora. La realidad virtual ha vuelto con fuerza y parece que esta vez es de verdad. En su apoyo han venido diferentes elementos que, ahora sí, la hacen posible. El primero de ellos son los teléfonos móviles inteligentes. Este dispositivo permite, por un lado, tener una pantalla personal en la que poder proyectar este sistema. Y por otro, aporta un giroscopio que reconoce la posición del usuario sirviéndole la imagen que corresponde con esa ubicación y moviendo la película al compás de los gestos de la persona. En segundo lugar están las cámaras que permiten grabar o fotografiar en 360 grados, creando universos envolventes y ultrarrealistas que se pueden proyectar en los teléfonos móviles o el los ordenadores.

Un golpe de suerte

Pero el salto más importante para lograr la inmersión completa en esta realidad virtual, lo dio Palmer Luckey al crear el casco Oculus Rift. Se trata de un dispositivo provisto de giroscopio, pantalla LCD y un software que permite proyectar imágenes y vídeos de 360 grados y reconoce hasta los más leves movimientos de la persona que lo porta. [caption id="attachment_3661" align="alignnone" width="401"]Foto: Dcoetzee Foto: Dcoetzee[/caption]

De expedición con Google

Una vez completado el cuadro de hardware tecnológico, llega el momento del contenido. Lo que en un principio parecía destinado a videojuegos o experiencias recreativas, se ha revelado muy pronto como una potente herramienta en diversos campos, como por ejemplo la enseñanza, como demuestra la iniciativa de Google Expeditions. Google Expeditions se compone de una tablet, una serie de gafas de cartón cada una con un móvil y un software que une estos dispositivos. Cada uno de los alumnos de una misma clase se coloca las gafas con móviles y el profesor controla desde la tablet un viaje fantástico que teletransporta a los estudiantes a la Muralla China, a las ruinas mayas o al fondo del mar por ejemplo.

El salto mágico

Es precisamente Google, junto con otro grupo de empresa tecnológicas y de entretenimiento quien está haciendo la apuesta más fuerte en el campo de la realidad virtual. Se trata de superar la barrera que suponen engorrosos elementos como las gafas o los trajes con sensores, para crear universos de realidad virtual que puedan ser percibidos sin necesidad de un elemento intermedio. El proyecto, bautizado Magic Leap, se mantiene rodeado de misterio, aunque parece estar basado en unos dispositivos llamados chips fotónicos, Chip semitransparentes de cristal con recubrimientos a escala infinitesimal en los que se proyectan las imágenes. De esta manera se crea una “realidad mixta”. Es decir, mientras que la realidad virtual no permite interactuar con la realidad a secas, recordemos que el usuario lleva unas aparatosas gafas y unos gruesos guantes, Magic Leap permite proyectar imágenes sintéticas sobre la visión de cada persona, pudiendo añadir velocímetros a las nubes, procesos médicos en los quirófanos, trayectorias óptimas en los transportes, etc. Al menos esa es la idea, porque el cómo se va a hacer sigue siendo una incógnita, más allá de algunos datos y denominaciones tecnológicas confusas e inaprensibles para la mayoría. Una vez más, habrá que esperar, aunque con toda seguridad no serán dos décadas como la última vez.   [embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=vZRFcGrrsyc[/embedyt]