Desde aquí, el Sol parece una bola luminosa pero calmada. Pero cuando se observa con el telescopio se ve que nuestra estrella está llena de vida. Que tiene ciclos de actividad y calma. Corrientes magnéticas e inmensas llamaradas que surgen de su corona. Ahora, la explosión más grande en 11 años ha sido detectada.

Siete fogonazos en seis días

Curiosamente este fenómeno se produce cuando el Sol está en un ciclo de actividad baja. Cuando en su superficie no aparecen manchas. Es el momento en el que, de repente, se desencadena una actividad brutal en su capa externa. En este caso, se ha producido esta gigantesca llamarada a causa de las mareas magnéticas en su ecuador. En realidad se trata de siete fogonazos seguidos ocurridos entre el 4 y el 10 de septiembre. Cuatro de ellas fueron emisiones de rayos X, las más violentas y poderosas que emanan de nuestro astro. La mayor de ella se registró el 6 de septiembre. Fue la más potente desde 2006 y la octava más fuerte registrada desde junio de 1996.

Afectadas las emisiones de radio en África

Este tipo de emisiones solares tienen importantes repercusiones sobre nuestro planeta. Es el caso de la explosión del día 6, muchas emisiones de radio de África se vieron afectadas por las ondas electromagnéticas. Gracias a que el recubrimiento magnético de la Tierra desvía la parte más importante de estos vientos solares. Porque una llamarada de este tipo podría arrasar gran parte de los planetas del sistema. Un día después, se produjeron grandes auroras que llegaron miles de kilómetros al sur de donde son frecuentes. Son las últimas señales del periodo de actividad débil del Sol que se inició en 2008. Estos ciclos de actividad y calma solar se reproducen cada once años y son los responsables de la aparición de manchas solares o del aumento de la actividad en su corona.