Recordemos aquel juego de cuando éramos pequeñas: a ver quién pestañea primero. Es difícil dejar de pestañear, el instinto natural lo impide. Es algo habitual en los humanos pero no en el resto de los mamíferos. Pero, ¿por qué parpadeamos? Por un lado, porque así eliminamos las partículas de los ojos, expulsamos los cuerpos extraños que puedan acumularse en la superficie ocular. Por otro, porque parpadear lubrica los globos oculares, libera una película lagrimal, una especie de agua, aceite y moco, que mantiene suave la superficie del globo ocular, y eso ayuda a enfocar mejor. Por último, parpadear evita que el ojo se seque, algo que puede resultar incómodo ya que hay muchas terminaciones nerviosas en la córnea.