Frenar la curva ascendente de la epidemia es el objetivo prioritario del Ministerio de Sanidad desde que la semana pasada se iniciara un importante crecimiento en los contagios por COVID-19 en varias Comunidades Autónomas, sobre todo en Madrid. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha explicado dos gráficas fundamentales para entender cómo funciona una epidemia, y para la detección precoz que permita actuar al comienzo de la curva y suavizar el arco.

“Cuando tenemos una epidemia, esperamos que empiecen los casos y progresivamente vayan afectando a la población. Y cuando la masa crítica de población desaparece, va bajando”, ha indicado Simón en las redes sociales del Ministerio de Sanidad dibujando la curva de una epidemia. Las medidas de control se pueden aplicar en diferentes momentos, “pero si se espera a tomarlas cuando se alcanza el momento más alto de la curva, solo se podrían evitar ya el resto de arco descendente de casos”, añade el experto.

El objetivo de la detección precoz es actuar al comienzo de la curva ascendente, es decir, detectar cuanto antes el problema de forma que el arco sea mucho menos acentuado. “Ese ha sido hasta ahora nuestro objetivo de actuación”, añadió Simón. “Pero en el nuevo escenario, cuando hay transmisión más diseminada en algunas zonas, debemos plantearnos otro aspecto relacionado con cómo se trasmiten las enfermedades”.

Así, la transmisión de un virus tiene que ver con una segunda gráfica que representa el número de reproducción de dicho virus, el llamado R0. Es el número de casos secundarios que produce cada caso primario. “Si nosotros tenemos una enfermedad en la que cada caso transmite a muchas personas (como el sarampión, que cada caso transmite a 15 personas), en muy poco tiempo tendremos a toda la población afectada. Y la curva de la epidemia, sin que hagamos nada, va a ser muy aguda”, explica Fernando Simón.

En la situación actual de España, lo fundamental es que el número de casos secundarios se reduzca lo máximo para alargar el periodo de infecciones. Por el contrario, si la enfermedad se transmite a poca gente (solamente a 2) tendremos una epidemia que será mucho más lenta, con una curva muy suave. “Aquí, aunque no hagamos nada, puede llegar a afectar al mismo número de personas pero de forma mucho más dilatada en el tiempo”, dice Simón.

Así, en la situación actual de España, el director del CCAES explica que lo fundamental es que ese número de casos secundarios se reduzca lo más posible para alargar el periodo en el que puede haber contagios y reaccionar antes de llegar al tope. “Se basa todo en el R0. Si una enfermedad se transmite a 2 personas a partir de cada caso original, hay que conseguir es que ese número disminuya a uno o menos, de forma que cada caso no incremente la curva, sino que la mantenga en una línea horizontal o, en caso de que bajemos de uno, desaparezca”, concluye Simón.