Lo ha dicho Neil Gaiman: “Google puede darte 100.000 respuestas, un bibliotecario te da la correcta. Hay quien mantiene que las nubes digitales y los discos duros pueden sustituir a las bibliotecas de toda la vida, pero esos edificios son algo más que meros contenedores de libros y lectores: acogen exposiciones, noches de los libros, charlas bibliófilas –en voz baja, por favor-… Y resultan un reto para los arquitectos más importantes de nuestros días, que quieren convertirlos en obras tan imperecederas como la literatura que los habita. Eso sí, “una biblioteca ha de ser funcional, arquitectos y bibliotecarios han de equilibrar sus necesidades para que el libro siga siendo el protagonista”, recuerda Fernando Pérez, biblioteconomista de la UAH. POR: PALOMA F. FIDALGO.

Biblioteca Central de Seattle

Bienvenidos al futuro. Este edificio con pinta de fortaleza del siglo XXI ubicado en Seattle, la fría ciudad que nos situaron en el mapa las bandas grunge y Fraser Crane, es la Silicon Valley de las bibliotecas, pues constituye todo un ejemplo de integración de las nuevas tendencias del mundo de la edición en los espacios tradicionales de atesoramiento de libros. Lo pusieron en pie, en 2004, los holandeses Rem Koolhaas y Joshua Prince-Ramus, que pasaron así a engrosar la nómina de grandes arquitectos que se atreven a diseñar una biblioteca, en la que también figuran Herzog & Meuron, que han desarrollado otra, en forma de panal curvilíneo, en la ciudad alemana de Cottbus; Santiago Calatrava, que ha hecho lo propio en Zurich; Zaha Hadid, que tiene la suya en Viena; o Toyo Ito, que puso en pie una en Tokio. La construcción de este pozo de sabiduría de Seattle no ha estado exenta de polémica porque erige toda su modernidad sobre las ruinas de un edificio neoclásico. Se trata de 38.300 m2 de área distribuida en 11 niveles y un parking subterráneo. En lo exterior, sorprenden sus formas angulosas, de diamante, y la incorporación de acero y materiales con efecto reflectante que hacen a los usuarios estar, como Alicia, al otro lado del espejo –por cierto que el autor de Alicia en el país de las maravillas, como tantos literatos de la talla de Borges o Robert Musil, fue bibliotecario-.

Grandes arquitectos actuales como Herzog & Meuron, Santiago Calatrava, Zaha Hadid o Toyo Ito han diseñado bibliotecas”.

Biblioteca de la Universidad de Aberdeen

También la Biblioteca de la Universidad de Aberdeen lleva el sello de uno de los estudios de arquitectos más importantes actualmente. En 2011, década y media después de ganar el concurso para construir el Museo Aros de Arte Contemporáneo, los daneses Schmidt-Hammer-Lassen le entregaron este edificio, un hito vanguardista de la arquitectura escocesa, a la quinta universidad más antigua del mundo, fundada en 1495 y custodia de cientos de miles de libros, manuscritos e incunables. Sus fachadas totalmente acristaladas lo asemejan a un gran vitral de tonos azules y celestes, y lo hacen energéticamente eficiente, en línea con su techo de paneles fotovoltaicos. Brilla día y noche en medio de la ciudad, y dialoga perfectamente con los demás edificios del campus, como los pabellones medievales del King’s College, aunque su origen esté en otras épocas. La superficie total de la biblioteca ocupa 15.500 metros cuadrados, y allí se acomodan nada menos que 1.200 puestos de lectura.

El Diamante Negro de Copenhague

Parece el título de un thriller nórdico, pero el Diamante Negro es el edificio más destacable de la Biblioteca Real de Copenhague. Se trata de un enorme trapecio construido en 1999, que hoy es ya un icono de su cuidad y se encuentra a orillas del Canal de Christianshavn. También lo firman Schmidt, Hammer & Lassen, e incluso les valió una nominación para el importante premio de arquitectura Mies Van del Rohe. La fachada es negro azabache, un color procedente de su granito pulido, pero el interior es luminoso gracias a su atrio acristalado. Las paredes de los pasillos interiores tienen forma amebada, ondulada. Además del servicio bibliotecario, esta catedral del saber incluye salas de conciertos, conferencias y exposiciones, y una gran terraza en la cubierta.

Una biblioteca ha de ser funcional, arquitectos y bibliotecarios han de equilibrar sus necesidades para que el libro siga siendo el protagonista”. Fernando Pérez, biblioteconomista de la UAH".

Biblioteca Municipal de Stuttgart

Esta impresionante biblioteca se construyó como parte de un plan urbanístico modernizador de Stuttgart. Se le encargó al arquitecto coreano Eun Young Yi, que dijo inspirarse, al diseñarla, en la Bibliothèque nationale de París del siglo XVIII, aunque mantenía una vocación 100% minimalista. Se trata de un cubo de 44 x 44 metros de base y 40 de altura con fachada doble: una exterior, que se compone de ladrillos de cristal, y otra interior, un muro cortina que facilita el control de temperatura y el aislamiento. El edificio consta de tres ambientes: el corazón de la biblioteca, un espacio de cuatro pisos de color blanco y forma racional, purista, totalmente regular; la sala de eventos en la parte subterránea y las galerías de lectura en la parte superior. Cuando cae la noche, la experiencia de los culturetas que leen aquí se vuelve aún más fascinante gracias a su iluminación azul. Dispone de lo último en sillas ergonómicas y lámparas de diseño, y sus radares y automatismos la convierten en una de las más avanzada del mundo desde un punto de vista domótico.