La historia es el relato. No es lo que realmente sucede. Es lo que se cuenta. Y cómo se cuenta. Las próximas elecciones en Austria son el ejemplo perfecto. En liza, el profesor Alexander Van der Bellen. Ecologista, pro-europeo y líder del partido verde que ganó las elecciones el pasado abril. Frente a él, Norbert Hofer, de un partido de ultraderecha que muchos identifican con posiciones nazis.

Victoria de Los Verdes

En las elecciones presidenciales de abril, Los Verdes se alzaron con una ajustada victoria. 30.000 votos separaron a ambos partidos, de un censo de alrededor de cuatro millones de electores. Pero Hofer recurrió por irregularidades en el recuento del voto por correo y la Corte Constitucional austríaca le dio la razón. Las elecciones se repetirán el próximo 4 de diciembre. Las encuestas están tan ajustadas que es difícil adelantar quién ganará. Pero la conversación, el relato, es sobre la posibilidad de que un partido nazi gobierne en Austria. A ello se dedican cientos de artículos. Sin embargo, muy pocos destacan el otro enfoque posible. Un presidente ecologista al frente de una nación europea y con posibilidades de repetir la victoria.

Van der Bellen

Van der Bellen comenzó su activismo político a las bravas. En 1984 participó en la ocupación de los terrenos en los que se iba a construir una central hidroeléctrica en la ribera del Danubio. Los ecologistas, con el apoyo de WWF, estimaban que la central atentaba contra el entorno natural y el curso del río. En 1994 se convirtió en uno de los primeros parlamentarios ecologistas de Europa. Y desde entonces el partido no ha dejado de crecer. Su defensa de las políticas de desarrollo sostenible, protección de los recursos naturales y el fomento de las energías renovables, le garantizó el apoyo de una gran parte de la población. Pero también han sabido adaptar su ideario a otras situaciones sociales. Son favorables al matrimonio homosexual, a la integración de los inmigrantes y a la acogida de refugiados sirios. Los Verdes en Austria mantienen una férrea política de equidad de sexos en los puestos de responsabilidad de su organización. Es evidente que otro relato es posible. Uno que cuente la misma verdad desde otro prisma. Que no incida en lo negativo, en el miedo y el lo sensacionalista. Sino en la información real y, por qué no, optimista.