No cabe duda de que uno de los pueblos más ecologistas del planeta son los holandeses. Vale que su supervivencia vaya en ello. Como el mar siga subiendo a causa del cambio climático, se quedan sin medio país. Normal que vayan tanto en bicicleta.

Más que bicicletas

Pero no es suficiente para ellos. Al fin y al cabo, las bici circulan por carreteras asfaltadas y eso también lleva contaminación en el proceso de fabricación. Así que ese ha sido el siguiente objetivo.

Y se han puesto a investigar para crear pistas para las bicis con material reciclado y el suficiente aguante para que duren años. De momento el logro ha sido modesto: un trozo de carrilbici de unos 100 metros inaugurado recientemente. Este tramo de pista está construido con plástico reciclado, en concreto con tapones de botellas. La pista se ha abierto en Zwolle, una de las ciudades más antiguas de los países bajos. 

Economía circular

Además de dar respuesta a eso que tantas veces nos hemos preguntado de adónde van los tapones que de vez en cuando recolectan diversas causas, la pista es un primer proyecto para construir carreteras, al menos para bicis, que usen elementos de desecho de manera que se recuperen parte de los vertidos de plástico que hacemos cada día.

Es una de las primeras muestras de los intentos de las grandes ciudades por apuntarse a la economía circular. Estamos hablando de los entornos más contaminantes. El tráfico, el consumo de energía y productos y la generación de desperdicios suponen ya un problema de primer orden para las grandes urbes. Por eso Londres, París o Amsterdam  han iniciado ambicioso programas para tratar de que parte de los desperdicios vuelven a la ciudad en distintas formas.