Desde que se prohibieron gradualmente los aditivos de plomo en la gasolina a partir de 1999, los niveles de plomo en la atmósfera de Londres han disminuido significativamente, y ahora la ciudad cumple los objetivos de calidad del aire que se marca Reino Unido.

Sin embargo, las partículas del aire de Londres siguen siendo ricas en plomo, según un nuevo estudio publicado en PNAS, que ha hallado que hasta el 40 por ciento de ese plomo es herencia de la gasolina con plomo.

“El plomo derivado de la gasolina de hace décadas sigue siendo un importante contaminante en Londres. A pesar de su prohibición, sigue presente en el aire 20 años después”, explica Eléonore Resongles, investigadora en el departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería del Imperial College de Londres (Reino Unido) y autora principal del trabajo.

La investigación, realizada por un equipo de científicos internacional, revela que hasta el 40 % del plomo presente en las partículas suspendidas en el aire procede del legado de la gasolina con plomo. Esta persistencia pone de manifiesto el impacto a largo plazo de los contaminantes introducidos por las actividades humanas en el medioambiente.

Para llegar a estos resultados, los científicos tomaron 18 muestras de aire y polvo londinense entre 2014 y 2020. Las muestras se obtuvieron desde el aire a nivel de calle y desde una azotea a 24 metros de altura. Después, se compararon con datos anteriores de concentración de plomo de los años 60, 70, 90 y 2010.

Mientras que en la década de 1980 las concentraciones medias anuales de plomo en el aire en el centro de Londres eran de 500 a 600 nanogramos por cada metro cúbico, en el año 2000 bajaron hasta unos 20 ng. En el verano de 2018, las muestras más recientes presentaban una concentración de plomo de 8 ng/m.