Los plásticos inundan el planeta. Cada vez son más los problemas que genera este material omnipresente en nuestras vidas. Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos darle la vuelta y convertir sus inconvenientes en ventaja? Esto es lo que ha logrado Green Cycles, una empresa 100% española que fabrica un plástico biodegradable, compostable e hidrosoluble.

Con sede en un pueblo a diez kilómetros al norte de Valencia, esta empresa comenzó importando de Estados Unidos un film que utilizaba para envasar productos detergentes. Sin embargo, con el tiempo acabó fabricando este material basado en polivinilo de alcohol y desarrollando sus propias aplicaciones.

A lo largo de los últimos años ha estudiado todas las posibilidades de esta formulación hasta tener un conocimiento profundo de la misma y de las posibilidades que ofrece. Así, hemos llegado al “qué, cómo y de qué manera han de hacerse las cosas para lograr las transformaciones”, explica Elena Moreno, CEO de Green Cycles.

El plástico hidrosoluble tiene todas las ventajas del material tradicional, pero ninguno de sus inconvenientes a nivel medioambiental, ya que “se transforma en los elementos químicos originales que lo componen”, aclara Moreno. Se disuelve en agua a diferentes temperaturas y se desintegra totalmente sin dejar residuos. De esta manera, los productos elaborados con este material, en pocos minutos se descomponen y se mimetizan con el medio, convirtiéndose en “CO2, agua, sales minerales y compost (abono)”, resume.

Es, por tanto, un material inocuo y que, tal y como prueban todas las certificaciones que tiene la empresa, incluida la de biodegradabilidad marina, libre de toxicidades.

Desde bolsas hasta pelotas de golf

La lista de artículos que han ido diseñando es cada vez más larga e incluye bolsas de lavandería, cuyo volumen de ventas se ha visto notablemente incrementado con motivo de crisis sanitaria. El motivo, que basta con “meter la bolsa con la ropa sucia en la lavadora”, afirma esta ingeniera industrial. “El artículo en el que están las prendas tardará segundos en desaparecer”, añade. Esto las hace especialmente útiles en estos tiempos en residencias y hospitales.

Sin embargo, no es el único artículo que comercializa Green Cycles. En su catálogo hay también pelotas de golf, especialmente indicadas para los cruceros, desde los que cientos de estas bolas acaban en el océano; urnas funerarias, cartuchos de caza, cuyas piezas de plástico acaban repartidas por el terreno; o bolsas de dosificación de detergente. “Hay muchas aplicaciones en las que es tremendamente útil”, subraya Moreno, que aclara que la filosofía de la compañía es por completo “circular”. “Todo lo que toma de la naturaleza, lo devuelve, sin provocar daño alguno”, concluye.