La histórica sequía que estamos atravesando sigue batiendo récords y poniendo a prueba la capacidad de respuesta de todos los sistemas de suministro, incluido por supuesto el abastecimiento urbano de agua potable.

La capacidad de agua embalsada en nuestro país se sitúa por primera vez desde hace décadas por debajo de los 22.000 hectómetros cúbicos (hm3), menos del 39% del total que pueden atesorar nuestros embalses.

La media de los últimos diez años para esta misma semana era del 54%. Estamos quince puntos por debajo de lo que viene siendo habitual en esta época del año (el año pasado por estas mismas fechas estábamos al 52%). Pero con todo, lo peor no es eso.

Como siempre que hablamos del acceso al agua, lo verdaderamente inquietante no es la situación de escasez en la que nos encontramos, sino el incierto escenario hacia el que avanzamos. Un escenario que, a tenor de los que indican la práctica totalidad de las previsiones meteorológicas, podría complicarse en los próximos meses.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) el año hidrológico que acaba de concluir, que va del 1 de octubre al 30 de septiembre, ha registrado un descenso significativo de las precipitaciones. Las lluvias han sido un 14% inferior a lo normal, con una media de 550 litros por metro cuadrado, casi cien litros por debajo de lo habitual.

Pero la escasez ha sido especialmente significativa en el noroeste peninsular, con comunidades tradicionalmente pluviosas como Cantabria o algunas comarcas de Castilla y León o Galicia, donde apenas ha llovido la mitad de lo habitual.

La capacidad de agua embalsada en nuestro país se sitúa por primera vez desde hace décadas por debajo de los 22.000 hectómetros cúbicos

En consecuencia, los embalses de la comunidad cántabra se encuentran a día de hoy al 28% de su capacidad cuando lo normal sería que para esta época del año estuvieran a más del doble. Mientras que las reservas de agua en Castilla y León están actualmente al 33% cuando en la misma semana del año pasado estaban a más del 60% y la media de los últimos diez años se sitúa en el 57%.

En Galicia el descenso de las lluvias ha sido espectacular. En el observatorio de A Coruña los registros de precipitación anual han cerrado con un total de 676 litros por metro cuadrado: 323 litros menos de lo que han venido marcando como media en las dos últimas décadas. En Santiago de Compostela ha llovido apenas la mitad (911 litros por metro cuadrado) de lo que venía siendo habitual en los últimos treinta años.

Seco o muy seco. Esa es la calificación que da la Aemet a un año hidrológico caracterizado por la terrible sequía que ha arruinado buena parte de la actividad agrícola en las comunidades del noreste y ha obligado a reforzar el abastecimiento urbano con camiones cisterna a los municipios más afectados.

Pero el año pluviométrico 2017/2018 no pinta mejor. De momento arranca con un mes de octubre con temperaturas muy superiores a lo habitual y un pronóstico de precipitaciones por debajo de lo habitual. Es decir, un mes más de sequía, por lo menos.

Por eso, con las reservas de agua bajo mínimos y las previsiones de lluvia en contra, conviene alertar sobre el riesgo de que el abastecimiento urbano pueda verse afectado y se habilitan las medidas oportunas a fin de evitarlo.