Tenemos fecha de caducidad. Por nuestra mala cabeza, en 2050 habremos muertos todos. Pero absolutamente todos. Nuestro paso por la Tierra será solo un recuerdo. Desde entonces, alguna otra especie tomará el relevo. Y esperemos, por su bien, que sean más conscientes que nosotros. Aunque ya dará todo igual.

Es el panorama que dibuja el Breakthrought National Center for Climate, un think tank australiano que ha lanzado un informe que algunos tildan de alarmista, pero que en cualquier caso, deja mal cuerpo. 

En el estudio titulado, El riesgo de existencia relacionado con el clima, el grupo de expertos extrapola el ritmo de incremento de temperaturas y las condiciones en la Tierra para los humanos. Y asegura que en poco más de treinta años, el aire será literalmente irrespirable y el calor en la atmósfera absolutamente incompatible con la vida humana
 

Peor que la peor previsión

Para el grupo, incluso las proyecciones más inquietantes de los científicos son muy conservadoras. Aseguran que, con los datos crudos en la mano, sin tamizar por las reticencias humanas de los estudiosos, el incremento de la temperatura será mucho mayor del que se nos ha anunciado: Es decir, que las noticias más alarmantes se quedan cortas. 

Es esta nueva perspectiva de los datos lo que les lleva a afirmar que en 2050 el planeta será tan hostil para la vida humana que simplemente no existirá. Y que seguirá en unas características parecidas durante cientos de años, exterminando definitivamente a cualquiera que haya sobrevivido a la primera oleada de calor. 

La solución que propone parece tan utópica como diatópico es su argumento. Para ellos, la política de emisiones cero tendrían que establecerse ya. Sería la única posibilidad de salvación para la especie humana. Y es ahí donde radica lo preocupante de su análisis. Porque a cualquiera se le antoja imposible reducir a cero las emisiones contaminantes de la noche a la mañana. Es decir, estamos muertos.