Con el planeta en un punto de inflexión, por el aumento de temperaturas, extinción de especies y ecosistemas con un gran nivel de estrés, este año, La Hora del Planeta, que promueve la ONG WWF, cobra más sentido que nunca. Hablamos de ello con Enrique Segovia, Director de Conservación de la entidad.

Cada año se suma más gente a la Hora del Planeta, ¿no? Sí, porque cada vez hay mayor sensibilidad, aunque por desgracia ésta existe porque los efectos del cambio climático ya los tenemos aquí. Y son muy visibles, como informó el otro día la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología). La Hora del Planeta es una campaña global, que a mí me gusta decir que dura veinticuatro horas porque disfruta de su momento en cada huso horario, y permite recorrer todo el planeta con un gesto simbólico. Y aunque ha de ser un acto sencillo para favorecer que cualquiera se pueda sumar a él, este año proponemos ir un poco más allá en esta llamada de atención añadiendo tres retos, tanto para los ciudadanos como para las empresas y los municipios: proponemos pasar un día sin carne, sin plástico de un solo uso y evitando las emisiones de CO2.

El Parlamento Europeo ya ha aprobado la norma para que los plásticos de un solo uso desaparezcan en 2021. ¿Es importante regular, más allá de sensibilizar? Para la Hora del Planeta, proponemos unas pautas sencillas que permitan percibir la presencia del plástico en nuestras vidas. Y si somos capaces de estar un día sin utilizar plástico de un solo uso, podremos pasar un día a la semana. Y si podemos estar un día a la semana, por qué no todos los días. No necesitamos estos materiales, hay alternativas para ellos, y desde luego, si no somos capaces de articular un proceso para desecharlos de manera sostenible, debemos prescindir de ellos. Y hay regiones en España, como Baleares, que ya están avanzando mucho adelantándose a la prohibición. En general, son ciudades que están al lado del mar y perciben el impacto claro que tienen los plásticos en sus costas. Y es verdad que los elementos de sensibilización tienen un impacto fuerte porque provocan, precisamente, que se aprueben este tipo de regulaciones, que es lo que realmente termina acabando con un problema. Ha pasado ya con las bolsas de plástico de un solo uso. Ahora que ya no nos las dan en ningún sitio, nos sorprende verlas, nos rechinan. Son pequeñas batallas que se van ganando.

El segundo reto que planteáis es reducir el consumo de carne. Es algo bastante novedoso. La producción de carne produce muchas emisiones de CO2, y tiene un gran impacto en la pérdida de biodiversidad, por la gran superficie que se necesita para criar animales o alimento para ellos. Así que hay un riesgo medioambiental en el consumo de carne, y la carga industrial, además, lo tiene para la salud. Es una propuesta novedosa, pero, siendo La Hora del Planeta una campaña que ha de ser sencilla, añade una reclamación en la que debemos fijarnos.

La reducción de emisiones de CO2, el tercer objetivo, lo vinculáis al transporte. ¿El coche eléctrico es una alternativa? Nosotros consideramos que es parte de la solución. Hay que eliminar las emisiones del transporte, y eso pasa por desplazarse andando, en bici, teletrabajar y, en cuanto al traslado en coche individual o unifamiliar, intentar que sea eléctrico. Se está avanzando mucho en este sentido. Todas las marcas tienen ya sus prototipos, en la mayoría de los parkings públicos ya existe la posibilidad de recargarlos, en los centros comerciales también se está planteando esta opción… E incluso con la normativa que se quiere aprobar, de la misma manera que en las gasolineras hay recarga de gas, también se pondrán recargas eléctricas. A nosotros el gas nos parece una trampa, una puerta de atrás. Cuando empezó el boom de las renovables hace 20 años, se habló de la gasificación en el transporte, se nos vendió que el gas y el ciclo combinado eran buenos para reducir emisiones. Y en seis años se instalaron 20.000 megavatios de potencia de ciclo combinado que están parados, que no han servido para sustituir a la nuclear y que no han sustituido al carbón. Así que el gas, como elemento de transición, ya ha perdido una primera batalla, no es admisible que ahora haya quien pretenda usarlo para el transporte. El transporte tiene que ser eléctrico porque hay opciones de tener un sistema eléctrico cien por cien renovable, lo conseguiremos en 20 años, como mucho. Eso sí, lo que no tiene sentido es apostar por el coche eléctrico y que dupliquemos el parque de automóviles en el país. La solución es reducir el número de vehículos, y los que existan, que sean lo más sostenibles que se pueda.

¿Cómo estáis viendo en WWF la peatonalización de Madrid Central? Nuestra oficina está dentro de Madrid Central, en la Gran Vía de San Francisco. Justo en el perímetro. Y yo vivo también aquí, sin coche. Se nota mucho el cambio que ha supuesto el plan, incluso con lo cálidas que han sido las últimas semanas. Y según las mediciones, se ha reducido mucho la contaminación desde que se implantó el proyecto. Además, la medida implica lanzar un mensaje positivo sobre cómo hemos de movernos por la ciudad, por tanto introduce un cambio moral. Pero Madrid llega muy tarde a todo esto. Ha llamado mucho la atención porque es la capital, pero hay ciudades como Pontevedra, Sevilla, Bilbao o Barcelona que se peatonalizaron hace diez o quince años. Madrid Central está muy bien, pero esto se tenía que haber puesto en marcha hace dos décadas. Y tiene que ir a más.

¿Qué tal pintan las propuestas medioambientales de los partidos para las elecciones? El único programa que hemos visto por ahora es el del Partido Socialista, lo presentó el otro día y va en la línea de lo que ha venido proponiendo en los últimos meses desde el Gobierno. Y en el debate pre-electoral, los temas medioambientales están completamente fuera, y eso que durante las últimas semanas se han producido acontecimientos medioambientales importantes: El movimiento Fridays for future ha llegado a España, y la AEMET ha salido diciendo que el cambio climático ya ha tenido efectos claros en nuestro país.

Y en estos meses de gobierno socialista, ¿se han notado avances en la política medioambiental? Sí se ha visto un cambio con respecto al gobierno anterior, que mantuvo una guerra enorme entre medioambiente y energía. Los cambios más claros han sido el MITECO, la ministra Teresa Ribera y el Marco de Clima y Energía que se ha puesto en marcha, al que estamos presentado alegaciones pero que nos gusta porque ya era hora de que hubiera un marco con cierto punto de ambición para luchar contra el cambio climático: habla de cierre de nucleares, fin del carbón, coche eléctrico… Temas que, hasta ahora, en España parecían tabú para un gobierno. Y en el fondo, serán debates ineludibles para quien gane las elecciones. Es una cuestión de responsabilidad con el planeta.