La exposición a pesticidas, a metales y a algunos contaminantes atmosféricos podrían incrementar el riesgo de padecer esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Lo ha expresado un grupo de expertos en el Simposio Internacional sobre Genética y ELA organizado por la Fundación Luzón y la Fundación Ramón Areces, como también que existe la evidencia de agrupaciones geográficas de casos de ELA, en varias zonas del Océano Pacífico como la Isla de Guam, asociadas a factores ambientales.

En contraste, sólo entre el 5 y el 10 por ciento de los casos de ELA son hereditarios, esto es, tienen o han tenido familiares de primer o segundo grado con la misma enfermedad o con demencia frontotemporal. Por ello, los estudios genómicos se han incrementado en los últimos años, permitiendo ampliar el espectro de genes conocidos vinculados a la enfermedad. Hay incluso estudios que observan los factores medioambientales como motor cambiante de la epigenética del individuo en general y del paciente de ELA en particular, entendiendo por ésta las modificaciones que sufren los genes a lo largo de la vida.