Te siento, Marte. Y pronto conoceré tu corazón. Con este aterrizaje a salvo, estoy aquí. Estoy en casa“. Así de sentimental se expresaba ayer en Twitter el módulo InSight, en la que sólo era la más reciente de sus retransmisiones desde el espacio.

A las a las 11.53 hora local (19.53 GMT) y tras una larga travesía (y una larga espera desde la Tierra, donde, siguiendo una superstición, el personal de la NASA comía cacahuetes), se recibía la señal del amerizaje de InSight en el Laboratorio de Propulsión de la NASA en Pasadena (California, Estados Unidos).

Este amerizaje se había producido siguiendo una técnica combinada de paracaídas y “retrocohetes”, e InSight se posaba en una zona plana de Marte conocida como Elysium Planitia, una área considerada por los expertos como relativamente segura para un aterrizaje sin incidentes. Casi inmediatamente después de posarse, InSight enviaba su primera fotografía desde Marte, que llegaba a la sala de control de la NASA a las 11.58 hora local (19.58 GMT). A diferencia de otras misiones de la NASA protagonizadas por robots que se desplazaban sobre Marte, InSight se ha instalado definitivamente y realizará su labor investigadora sin moverse.

Frente a misiones anteriores al planeta rojo, que se habían especializado en estudiar su superficie o su atmósfera, la novedad de InSight es que su principal propósito es estudiar el interior de Marte: sus entrañas y su composición. Datos que, según creen los científicos, contribuirá a saber más acerca de su formación hace 4.500 millones de años, así como a ampliar el conocimiento de los otros tres planetas internos del Sistema Solar (Mercurio, Venus y la Tierra).

Para llegar hasta ese corazón de Marte, InSight cuenta, entre otros instrumentos, con un sismógrafo y una sonda que medirán la actividad y la temperatura internas del planeta, respectivamente. Será crucial, en este sentido, la labor de una excavadora mecánica que perforará hasta unos cinco metros de profundidad en la superficie marciana.