La sorprendente historia de aquellas otras especies humanas. La que nos seduce porque pensamos cómo sería el mundo si sobre su superficie anduvieran otros tipos de humanos. Como por ejemplo, los denisovanos, de los que ahora tenemos un rastro clave.

Nada menos que el Santo Grial de los búsqueda arqueológica: un cráneo. Una pequeña pieza ósea del tamaño de la palma de una mano que puede revolucionar el conocimiento de esta especie humana que vivió en los confines de Asia hace entre 300.000 y 50.000 años.

En realidad, la calavera denosivana se desenterró en 2016 en dos piezas. Todo el tiempo transcurrido ha sido el necesario para certificar que se trata de la primer cráneo denisovano encontrado. Para asegurarlo fueron necesarios complejos análisis de ADN mitocondrial, algo especialmente difícil en restos tan antiguos. 

Encontrada en su sitio

Era el proceso científico en estado puro. Porque la localización de la calavera en la propia cueva de Denisova, en Siberia, ya era un claro indicio de su procedencia. 

Se trata de un hallazgo determinante. Su empleo inmediato será el de resolver una de las grandes diatribas científicas sobre este pueblo antiguo. Si como algunos consideran era miembros de pleno derecho de la especie homo o si son otra cosa. Y qué cosa en ese caso. 

Antes de las conclusiones, también se comparó el cráneo con otras 112 cráneos de humanos modernos y otros 30 de ancestros de la Edad de Piedra con presencia de homo sapiens y neandertales. 

La principal diferencia fue el ancho de las paredes craneales. En el ejemplar denosivano encontrado son mucho más delgadas que las de neandertales e incluso que las de los homo erectus.