Nadie está en contra del turismo. Sobre todo porque turistas somos todos. Cuando llenamos los monumentos del país de turno, alarmados por la cantidad de gente que hay, contando con nosotros. Pero después de los problemas en una calle de París llega información de una situación semejante en un enclave radicalmente distinto.

Es un síntoma del alcance global del fenómeno turístico. Los que se quejan ahora son nada menos que los responsables de detectar señales marcianas desde el radiotelescopio más grande del planeta. 

Se trata de la megaantena FAST ubicada en la ciudad de Pingtang en la provincia china de Guizhou. Un radiotelescopio de 500 metros de apertura. Después de cinco años de construcción, la espectacular infraestructura comenzó su actividad en 2016.

Esta actividad consiste en escudriñar las señales de radio que llegan desde los confines del espacio. Y tratar de determinar aquellas que pudieron ser enviadas por inteligencias extraterrestres entre el fenomenal ruido cósmico que produce el Universo. 

Móviles y wifi

El ruido cósmico del Universo y el más mundano de los turistas. En contra de lo que suele suceder, el radiotelescopio fue ubicado relativamente cerca de la ciudad. Y lógicamente el propio telescopio se ha convertido en una atracción de primer orden. 

De ese modo, los ultrasensibles dispositivos del complejo captan constantemente señales de radio producidas por dispositivos tan comunes como móviles o redes wifi

Esto está ralentizando el trabajo de los astrofísicos que invierten más tiempo que saber qué proviene del espacio qué es cháchara de turista. De hecho también están invirtiendo tiempo en crear sistemas informáticos que hagan ese trabajo por los ingenieros humanos. 

Para un radiotelescopio que cuesta cada año casi 200 millones de dólares se trata de todo un contratiempo. Una vez más nosotros mismos impediremos contactar con alienígenas.